La semana pasada comencé a leer El camino del artista, un libro que me había recomendado mi hermana muchas veces porque, además de ser bastante bueno, lo tenía en València y podía aprovechar uno de mis viajes a casa para llevármelo. Pero también había leído muchas, muchísimas, críticas positivas.
Su temática, pero sobre todo por cómo está explicado y los argumentos que la autora, Julia Cameron, ofrece. Con la excusa de la creatividad (escritura, pintura, fotografía...), ofrece reflexiones y apuntes sobre psicología que han convertido este libro en una auténtica maravilla.
Durante mi lectura me encontré con el concepto 'artista sombra', y creo que, una vez más, encuentro un término con el que me veo muy identificado. Me encanta ese momento en el que empiezas a ver líneas en las que te sientes identificado, cuando sientes "Esto me pasa a mí. Pienso así" y, sobre todo, cuando el autor pone nombre a ese sentimiento.
Por suerte, he aprendido a conocerme mucho, cómo actúo, cuál es mi personalidad, pero muchas de esas sensaciones se quedan en eso, sensaciones en el aire, sensaciones que tengo identificadas. Cuando le pongo nombre, es como que cierro una puerta abierta.
Hablemos del artista sombra. Digamos que son aquellas personas que tienen inquietudes artísticas, pero no las llevan a cabo o las exponen públicamente porque no se consideran aptos en la materia, no sienten que su trabajo vale la pena o simplemente no quieren que salga de su zona de confort. Sin embargo, son gente que simplemente por tener esas inquietudes ya tienen un valor. Son personas que viven en la sombra.
Me siento identificado. Tengo inquietudes por la fotografía, por la edición de fotos y vídeo, por la pintura. Pero, evidentemente, no doy visibilidad a mis contenidos de estos ámbitos. Quizás a la fotografía y vídeo sí comparto mis trabajos, pero luego no lo hago a nivel de mi comunidad.
Subo vídeos a TikTok y he subido en YouTube, realizo muchas fotografías que publico en Fotogramas (sección de esta web), pero todo queda ahí. Hago poca promoción de esos trabajos. No las visibilizo como debería. Prefiero dejarlo en mi entorno, en mi cercana privacidad. Evidentemente, esos contenidos están publicados y la gente podría acceder a ellos, pero lo harán por voluntad propia.
De eso se trata. Quizás la gente pueda tener opiniones positivas de mi trabajo, de mi labor, de mis puntos de vista, pero no fuerzo para que esas opiniones lleguen.
Ahora, leyendo este libro, me siento un artista sombra.
