Alguien debía decirlo:
Guerra abierta entre LaLiga y la RFEF por encima del producto.
Un Presidente de la RFEF apartado por escándalo público que esconde decisiones de dudosa ética cometidas anteriormente que no parecían ser lo 'suficientemente importantes' hasta que el escándalo fue insostenible.
Un seleccionador nacional señalado por mostrar su apoyo público a Luis Rubiales, que comenzó con mal pie al tener que pedir disculpas y que no genera excesiva ilusión entre la gente.
Un Presidente de LaLiga que quiere emitir un mensaje de equidad e igualdad que, por motivos obvios, no existe y que, en muchos casos, protagoniza actos hipócritas.
Una herramienta de VAR sin un criterio fijo que llama a los tintes conspiranoicos.
Audios del VAR editados (algunos filtrados) que provocan de todo menos confianza.
Dos equipos históricos enfrentados en recriminarse supuestas ayudas arbitrales, mientras los otros 18 equipos del torneo les miran con una entremezcla de pereza e injusticia.
Medios de comunicación partidistas, centralistas y guionizados por intereses externos que eligen lo que es noticia, o no, según convenga.
Una herramienta de VAR que, polémicas a un lado, funciona terriblemente lenta respecto a otras grandes ligas.
Cambios de horarios sin tener en cuenta los viajes de aficionadas y aficionados.
Jornadas de cuatro días que parecen eternas.
La actitud de unos árbitros que desean contener los encuentros con una autoridad tóxica, chulesca e intimidatoria.
Clubes que emiten comunicados con quejas públicas dejando claro su malestar. Cada vez más.
Dos, o tres, equipos dispuestos a abandonar LaLiga por motivos económicos.
Horarios diversos que incluso, algunos, pueden llegar a ser surrealistas en el que queda reflejado que el poder total recae en las empresas propietarias de los derechos televisivos.
Cada vez más, futbolistas y entrenadores enfadados públicamente que tienen que contenerse porque, encima, se arriesgan a ser sancionados.
تعليقات