Me hace ilusión la llegada de Mauricio Pochettino. Soy muy de Pochettino. Muy de su fútbol en el St. Mary's Stadium. Muy de su fútbol en White Hart Lane, primero, y en el Tottenham Hotspur Stadium, después. Mas cuando hay quienes se atreven a catalogarle de entrenador perdedor.
Pochettino es un entrenador excepcional. Lo es mucho más en Inglaterra, en la Premier League, donde lo ha demostrado y donde vuelve ahora. Crea equipos competitivos, equipos que plantan cara, que crecen como la espuma. Crea proyectos que dan ganas de seguir, de ver de cerca, de ponerse delante de la televisión, el smartphone, el ordenador o la tablet.
Dicen, ciertas personas con insuficiencias, que es un entrenador perdedor. Lo dicen, entre otras cosas, porque ha perdido todas las finales que ha disputado. Estas personas, obvian, apartan, silencian, que para perder un título o una final, hay que estar en la batalla deportiva y llegar a las finales. Si Pochettino asegura la oportunidad de optar a títulos, adelante, sin complejos, silenciando las opiniones absurdas.
Me gusta Pochettino. Me gustaba en el norte de Londres y ahora espero, sinceramente, grandes cosas en el Bridge.
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