El Manchester United continua desplazándose en un camino sin rumbo fijo, improvisando, planteando encuentros sin guiones establecidos y las consecuencias son tan evidentes como preocupantes.
Su dinámica es descendente y cada vez más acentuada. Partieron de un verano en el que se habían reforzado de forma brillante y se presentaron como invitados sorpresa a la batalla deportiva por el título. Sin embargo, tal y como llegaron las ilusiones, se fueron marchando.
El megaproyecto con jugadores como Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes, Paul Pogba, Jadon Sancho, Raphael Varane, Harry Maguire o David De Gea acabó siendo invitado a salir de la pelea por el campeonato y siendo relegado a conseguir una plaza de Champions League.
Sin embargo, poco a poco la Copa de Europa pasaría a ser un objetivo muy complicado, y sería la Europa League un nuevo caramelo al que no hacer desprecios, ya que sus rivales por arriba en la clasificación, pese estar a una distancia considerable, tenían partidos por disputar y esa separación era virtual, no oficial.
Pero parece que no estaban satisfechos en sus aspiraciones de echar por tierra una vez más una temporada desde la ya lejana salida de Sir Alex Ferguson. Si la Europa League parecía un paso atrás, ahora da la sensación que incluso ese objetivo puede esfumarse y entraría en acción la novedosa y recientemente presentada Conference League.
¿Cómo acabará la temporada el Manchester United? Una pregunta tan imponente como sin respuesta. Imponente porque las sensaciones de los aficionados tienden más a la irregularidad que a los buenos resultados, y sin respuesta porque el equipo se ha convertido en un factor imprevisible que ni conocidos ni extraños son capaces de controlar.
