Hace unos días compartía por aquí un post hablando de que había recibido un ejemplar de Dios Salve a Pep, de Martí Perarnau. Un libro que me apetecía tanto como imponía. Apetecer, por la obvia temática del mejor entrenador del planeta. Imponer, porque sus 704 páginas lo convierten en un acompañante de rutina a medio-largo plazo.
Sin embargo, tras estar leyendo las primeras páginas, ya ha despertado en mí esa vieja sensación que comenzó a latir allá por 2012, cuando me di cuenta de qué quería realmente en mi vida. Aquella noche, aquella madrugada, mientras veía un capítulo del Inside City (contenidos que compartía el Manchester City en YouTube enseñando cómo funcionaba el club por dentro), decidí que quería enfocar mi vida al mundo del fútbol de forma profesional, primero, y focalizarlo en el fútbol inglés, segundo.
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Aquel momento fue el punto de inflexión de mi vida que me sigue acompañando todavía hoy. Especializarme de alguna forma en el fútbol que se desarrolla en las islas británicas fue un paso tan atrevido (no sabía hasta dónde podría llegar) como vital (me permitió crear una marca personal sólida con el paso de los años), pero absolutamente personal y necesario.
Leyendo las primeras páginas de Dios Salve a Pep he vuelto a sentir ese cosquilleo, esa sensación especial de saber que el fútbol inglés, su estructura, su producto audiovisual, su cultura, su forma de sentir, me da oxígeno. Siempre he dicho que el fútbol británico es una excusa más para desviar la mirada hacia el Reino Unido. El idioma, su cultura, su historia... y su fútbol. Siempre hacia allí. Siempre más interesado en lo que ocurre en ese territorio insular que en lo que me rodea. Es así.
Por lo que cuenta Martí Perarnau, por cómo lo cuenta, por el acceso en cierta medida exclusivo, por cómo lo expone. Me está gustando muchísimo y apenas llevo los primeros capítulos de un libro que, como decía en el primer párrafo, es café para cafeteros.
En cierta medida, gracias. Gracias, porque gracias a contenidos como este sigue latiendo todo más de una década después.
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