Desde el pasado miércoles, cinco llamadas de empresas ofreciendo servicios. Y no es una queja (o quizás sí), pero este es el tipo de cosas que damos como normales, que permitimos, y que realmente, objetivamente, son una aberración.
¿De dónde sacan nuestros números? ¿Por qué invaden nuestra intimidad? ¿Cómo hacen para, si no lo coges, volver a llamarte?
No tengo problema en descolgar y colgar cuando me encuentro el escenario, pero recuerdo una larga etapa sin empleo, en el que me inscribía en ofertas, y entonces te encontrabas con números desconocidos que podrían perfectamente ser de alguna empresa o, como ocurría en un 80% de las veces, acababa en gatillazo emocional.
Y, haciendo referencia al título de este post, no entiendo que esto sea legal, porque si ocurre, es legal.
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