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Los 19 Starbucks que he visitado

Foto del escritor: Esteban GómezEsteban Gómez

Por orden de preferencia (totalmente) personal:


  • El actual de la calle San Vicente Mártir, haciendo esquina con Carrer del Mestre Clavé, en València. Es mi actual Starbucks favorito. Es de los más nuevos que he visitado, pero he encontrado una esquina que me acoge con calor. Me siento genial ahí. Es un rincón que mucha gente no entiende, o no ve, pensando que ahí están los baños, pero no. Hay más mesas y sofás. Hay gente, pero mucha menos que en la otra zona de la cafetería.


  • El que está cerca de la Playa de la Concha, en la Avenida Askatasunaren, en Donostia. Me parece elegante, acogedor y con muy buen ambiente. No soy muy de terrazas. Menos en Euskadi. Pero en junio, con ese verano que sólo ofrece en España el norte, me sentí súper bien bajo ese techo elegante. Donostia es una ciudad preciosa y su Starbucks está a la altura. Y por cierto, está muy cerca de la playa. Un paseo por la Concha y un chai latte después, o al revés, es un plan maravilloso.


  • El que había, más pequeño, al final de la calle San Vicente Mártir, en València. Si siguiera abierto, sería el más especial para mí. Tenía mi rincón, que (confieso) rezaba para tener libre cuando estaba llegando. Tenía muchísima confianza con el staff después de años yendo. Y tenía un ambiente acogedor que me daba mucho calor. Allí empecé mi proyecto de libro, allá por 2014 ó 2015. Fue maravilloso ir allí.


  • El que había grande en la calle San Vicente Mártir, en València. Lo visitaba menos que el anteriormente citado, pero tenía mucho encanto. Este era más grande, más espacioso, quizás algo menos acogedor por ello, pero su ambiente era súper guay también. Su fachada era una delicia. Soñaba con que estaba en un Starbucks de Nueva York. Por su presencia y localización, era un lugar para visitar para fans de la marca.

  • El que se en encuentra en la plaza de Neptuno, en Madrid. Confieso que lo visité poco, pero lo justo para quedarme con su encanto. Tiene muchos sofás y una mesa enorme compartida para teletrabajar o ir con el ordenador. Personalmente, siempre había mucha gente, pero era evidente por dónde estaba situado. Recuerdo cuando llegué por primera vez a Madrid, fue una de mis primeras salidas de aquella casa compartida.


  • El que está localizado en la plaza Pedro Zerolo, en Chueca, en Madrid. Era el que tenía muy cerca de casa cuando viví allí. No era muy grande, pero quizás por eso era un lugar interesante para ir a leer, pintar o escribir. Recuerdo su logo en una pared de metal que, al otro lado, servía para separarse del restaurante del hotel que había al lado.


  • El que está situado en Argüelles, en Madrid. Estaba lejos. De hecho, iba a propósito. Me subía al metro, pasaba varias paradas escuchando mi podcast favorito, y llegaba. Me gustaba muchísimo, porque tiene dos pisos y arriba, siempre que fui, no había nadie. Era como estar solo, porque abajo sí había gente. Sólo por eso, básicamente.


  • El de la estación de trenes St. Davids, en Exeter. Una cafetería en una estación de tren siempre es especial, pero esta fue especial de más. Al menos para mí. Exeter fue el primer lugar que visité en Reino Unido fuera de Londres. Una ciudad universitaria que tiene una coqueta estación. Ahí, un Starbucks que sólo visitas, seguramente, si vas o vienes, pero tenía vistas al andén y fue súper especial. Confieso que, creo, el contexto hizo mucho, pero recuerdo tomarme un latte coffee que me supo a gloria. Ay, qué bien se está cuando se está bien.

  • El que había antiguamente en Callao. Durante muchos años, a principios de los 2010, romanticé mucho la plaza de Callao. Luego, habiendo vivido en Madrid y teniéndola a tiro de piedra, el romanticismo se convirtió en agobio por la masificación, pero es cierto que, durante un tiempo, soñaba con ir allí. La primera vez, cuando fui a hacer una entrevista de trabajo (semanas después, me confirmaron), quedé como atrapado por estar haciéndolo. Tenía dos pisos (hablo en pasado porque cerró) y siempre subía al superior, con las vistas de la plaza, con esos cientos de personas que podían pasar delante tuyo. Ahora lo pienso y era un poco agobiante, pero en aquel momento me servía para ir con mi libreta y desconectar del mundo un rato.


  • No recuerdo la dirección exacta, porque (creo) ya no existe, pero lo visité en la City de Londres. Estábamos pasando una semana en mi romantizada metropolis. Volvíamos de una tarde de paseo en la que estuvimos en el British Museum, nos zambullimos en el tube para llegar a la orilla sur del Thames, visitamos el Tower Bridge, St. Paul, y volvimos a nuestro hotel en Old Street por la City. Casi de casualidad, nos encontramos un Starbucks y, por qué no, entramos. Creo recordar que A. quería cargar el móvil. No era demasiado grande, quizás por eso lo leas tan abajo en esta lista, pero era Londres y entraba una luz tan especial... Además, la City en fin de semana está desértica, sin exagerar, parece un pueblo fantasma, lo que facilitó la tranquilidad del paseo. Más por el entorno que por el Starbucks en sí, confieso. En Londres visitamos más Costa Coffee.


  • El que hay en la esquina de Plaza España con Gran Vía, en Madrid. Lo mejor, las vistas. Al menos, personalmente. Tenía curiosidad por ver las vistas. Tiene dos pisos. El de abajo, más bien pequeño, para pedir y subir al otro piso. El local no está mal, no es pequeño, pero al estar en pleno centro, entre dos localizaciones muy concurridas, ir e intentar conseguir un buen sitio es tarea complicada.


  • El que se puede visitar en la calle Ortega y Gasset, en Madrid. Me gustaba por su localización, haciendo esquina, como 'resguardado' debajo del edificio. Por dentro, nada del otro mundo, sinceramente. Iba allí a veces porque me pillaba lejos de casa y, a la vuelta, podía pasear por Madrid.

  • El que hay en la plaza de la Vírgen Blanca, en Vitoria-Gasteiz. Se estrenó hace un mes y, confieso, mis primeras impresiones fueron malas. Debo decir ahora que, tras tres o cuatro visitas, voy reconociliándome. Sigue pareciéndome pequeño, pero (no sé por qué) raramente voy y encuentro sitio. Aunque, reconozco que no me genera mucha tranquilidad no saber si tendré un sitio dentro del local para leer tranquilamente. En la calle, con el frío que hace, ni de coña.


  • El que puedes encontrar en la calle Preciados, en Madrid. Sólo lo visité una vez, y ya no vivía en Madrid. Durante un viaje de trabajo (en el que me despidieron, por cierto), quedé a comer de forma improvisada con mi ex para rellenar las 4-5 horas que me quedaban hasta volver a casa. Tras saber que iba a recibir un buen pellizco de finiquito, me acerqué a una tienda de fotografía y compré una cámara analógica que me tenía enamorado. Como no tenía batería en el móvil, hice tiempo tomando un chai latte. Y me sorprendió, la verdad. Soy muy fan de los Starbucks que no son planos, que entras y sabes que hay rincones, que hay esquinas, que ahí puedes encontrar mesas a modo de 'reservado', o alejadas del bullicio que suele localizarse en las entradas. Vi dos-tres rincones perfectos para leer o ir con el ordenador.


  • El que hay abierto en una plaza de la calle Fuencarral, en Madrid. Creo que puede tener su encanto, porque está como 'escondido', al fondo de una plaza que queda en uno de los lados de la siempre ferviente calle Fuencarral. De hecho, cuando vivía a cinco minutos, tardé como un mes en enterarme de que existía. Dentro, pocas mesas. Fuera, algo más, pero expuesta al ruido. No fue mi rincón más especial.


  • El que está abierto en Nafarroa Kalea, cerca del puente Areatzako que cruza la ría, en Bilbao. Sólo estuve una vez, pero me pareció uno más. Sólo que está en Bilbao, y eso es especial, pero lo cierto es que ni es demasiado grande, ni ofrece algo arquitectónicamente hablando diferente. Cumple con su función de ofrecer un chai latte en otoño-invierno y un frappuccino en primavera-verano.


  • El que hace esquina con la calle Alcalá, frente al VIPS, cerca del Four Seasons, en Madrid. No me parece nada del otro mundo. Creo que está allí porque el resto de restaurante del grupo empresarial están en esa zona. Está cerca del Four Seasons, sí, pero poco que destacar o que me haga recomendártelo. Tienes la experiencia Starbucks, pero poco más.


  • El que se encuentran en la Calle Génova, en Madrid. Sin más. Me pillaba relativamente cerca de casa, pero no tiene mucho que ofrecer como novedoso o atractivo. En una calle llena de despachos, la clientela repeinada tira bastante para atrás. No es culpa del local, evidentemente, pero podría recomendarte muchos otros antes de este.


  • El que se localiza en plena Gran Vía, cerca de la Casa del Libro, en Madrid. Lo nombro porque estuve, pero sin más. En una de las calles más colapsadas y masificadas de España (y Europa) encontrar paz, estabilidad y comodidad allí es misión complicada. De hecho, es pequeño, orientado al take away totalmente.


*En rojo, ya no existen.

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