Si me has leído recientemente, sabrás que he vuelto a mudarme. Y aquí encuentro una oportunidad de hacer deporte en entornos naturales que, por mucho que ame y adore València, no encontraba desde hacía tiempo.
Cuento todo esto porque aquí existe lo que se conoce como Anillo Verde, algo más de 30 kilómetros de espacios verdes que rodean la ciudad de Vitoria-Gasteiz y simulan un círculo que, a la hora de hacer deporte, ofrece una enorme cantidad de opciones y alternativas.
Cuando puedo, me escapo, aireo la mente, dejo de lado el trabajo (aunque sea durante esas dos horas) y entonces me doy cuenta de algo curioso. Algo curioso que no es la primera vez que se me presenta.
Hablemos del 'homo urbanitas', o como quiera llamarse oficialmente. Aquí nos referiremos así. El homo urbanitas somos nosotros. Tú, yo, todo el mundo. Todo el mundo que vive en entornos urbanos que tienden a la masificación o que pierden en cualquier comparativa con la naturaleza.
Me llama la atención una transformación latente, que existe, que nos transforma. Me pasaba en el que hasta agosto era mi safe place gallego (¿por qué sigo sin decir el nombre si ya no volveré?) y me pasa ahora en la capital vasca.
Te cruzas, me cruzo, con alguien por la calle y como mucho le miras. Muchas veces ni eso. Pero llegas a un entorno rural, a un bosque, a un sendero, a un espacio alejado de la ciudad, te cruzas con alguien y siempre nace un "Hola", un "Buenos días" o incluso alguna breve conversación. Es automático. En un lugar así, nos da vergüenza no saludar y quedar como maleducados.
Sin embargo, ¿por qué no pasa en las ciudades? Este texto nace de esos momentos, pero también de lo siguiente. En uno de mis recientes paseos por los alrededores de Vitoria-Gasteiz, me di cuenta de cuándo cambia todo. Llega un momento en el que el sendero rural se incorpora a una avenida y ahí se va todo al traste. Las personas deben pensar algo así como "Esto ya es ciudad" y todo se va a la mierda.
¿Por qué actuamos así? Me incluyo. ¿Por qué, si somos las mismas personas, nos convertimos en estúpidos cuando actuamos en ciudad?
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