Era viernes. Había madrugado, o más bien me «habían madrugado». Eso hizo que me tumbara después de comer para intentar echar una cabezadita. No sabía realmente si quería dormir o si quería estirar las piernas. Estando ahí mirando por encima Twitter, cuando recibí un follow que me hizo ilusión. ¿Hay follows ‘mejores’ y follows ‘peores’? Personalmente, sí. Creo que es obvio. Si conozco a la persona, si admiro su trabajo o simplemente creo que es un gran contacto, evidentemente es más especial que otro. No creo que sea ninguna locura afirmarlo. Es así.
Ocurrió, como digo. Tras compartir un vídeo del Eibar, recibí el follow del encargado del Departamento de Audiovisuales en el club vasco. Cuando leí su biografía, me di cuenta de quién era y automáticamente quise escribirle por mensaje privado. Ya había escrito anteriormente al club a modo de «necesidad». A nivel audiovisual, tanto a nivel de fotografía como de vídeo, me encantan los contenidos del Eibar y es por ello por lo que sentía la necesidad de contactar al club felicitando un trabajo que, personalmente, me parece maravilloso. Cuando vi el follow comentado la ilusión fue enorme, y decidí, claro, decírselo personalmente, que supiese que iba a llegar sí o sí mi opinión y mi comentario.
Me hizo ilusión, sin duda. Este tipo de cosas, pequeñitas, son las que me hacen sentir bien, las que me llenan. Follows que maravillan.
