Aficionados del Crystal Palace se dirigen a Selhurst Park (Dan Istitene/Getty Images Europe)
El Crystal Palace recibía en casa, en Selhurst Park, al Chelsea de Antonio Conte inmerso en, quizás, una de las peores rachas deportivas de su historia como club. Sin ganar. Sin haber marcado un sólo gol. Como colistas, claro, debían ejercer como locales en una tarde otoñal (sí, en Inglaterra de momento sigue existiendo el Otoño) en la que el actual campeón de la Premier League hacía un pequeño viaje vecinal desde Stamford Bridge para visitar el coliseo de los Eagles.
Un entorno bonito, con unos árboles que ya lucen trajes otoñales, ante una multitud que de forma ritual acude en masa a disfrutar (o aspirar a ello, viendo el inicio liguero de los suyos) de una tarde más de fútbol. El Otoño ya está aquí, o allí arriba, en las islas británicas, donde todo sigue su curso natural. Aquí las temperaturas no se corresponden a las fechas, las hojas de los árboles no saben qué hacer, si caer, si seguir abrazadas. Hasta que el Corte Inglés no nos avise, seguiremos inmersos en un 'veraño', 'veroño' o como queráis llamarlo.
Las hojas londinenses ya son otoñales y quieren mostrarse como tales, sin complejos, sin imposiciones del cambio climático. Los aledaños de Selhurst Park, en Londres, volvieron a acoger a miles de aficionados que vivieron una tarde mágica de Otoño, con una victoria tan enorme como inesperada gracias, entre otras cosas, a la vuelta de un Zaha que maravilló ante el Chelsea. Le han echado de menos y, por fin, los Eagles volaron, y sonrieron. Mucho.
