Era mitad de tarde. Estaba casi acabando de trabajar, o al menos el primer turno. Había noche de Champions League y tuve que estar pendiente por la noche. Como digo, era mitad de tarde, y en mi timeline llegaba una preciosa historia humana, y de fútbol. Gema, una aficionada, relataba en un tweet la historia de su abuelo, quien adoraba al Athletic Club de Bilbao desde que era muy joven. Un longevo aficionado cuyo sueño es poder conocer en persona a los futbolistas del club vasco. Un anciano, una persona que lo ha vivido absolutamente todo, teniendo un deseo, un sueño. Es apasionante. ¿Cuántos sueños, entonces, nos quedan por vivir a los jóvenes?
El tweet se hizo viral. Yo aporté mi granito de arena de dos formas. Por un lado, mi RT, claro. Es gratis, y las consecuencias podrían ser preciosas para esa nieta que quiere ver sonreír, feliz, a su querido abuelo. Por otro lado, haciendo llegar la historia a uno de los futbolistas del Athletic Club con quien tengo contacto de vez en cuando. El reto me parecía precioso, apasionante, y por ello no perdí el tiempo en poder ayudar a Gema y su deseo. Y obtuve respuesta a las 2-3 horas. Sin duda, un acierto, ya que por parte de este jugador recibí una confirmación, un OK, un mensaje dejándome claro que iban a trasladarle la historia al jefe de prensa para que, en unos días, pudieran contactar a esta chica. Luego me di cuenta que había otros jugadores, y muchas celebridades, que se habían hecho eco y que, por suerte, la historia había llegado al club, a los protagonistas. Es decir, que el tierno anciano cumplirá su sueño y Gema, su nieta, tendrá uno de los detalles más bonitos que he visto en mucho tiempo.
El fútbol, la vida. El amor de una nieta hacia su abuelo. Muchas veces hablo de haters, de situaciones desagradables en redes sociales, pero esta historia es el claro ejemplo de que hoy en día las redes sociales son el lugar perfecto para romper barreras y para hacer cumplir, por ejemplo, el sueño de un anciano y el deseo de una nieta que siente amor puro por su abuelo.