Debo reconocer que no soy muy fan de LinkedIn. Todavía menos como red social. De hecho, no lo considero una red social, sino como una bolsa de empleo. Aunque ya ni eso. El título es bastante claro, y es por lo que he dejado de creer en LinkedIn como red social (si es que algún día lo fue). Nació con la función principal de crear vínculos y comunidades que giraran en torno al empleo y a las actividades laborales. Una web donde compartir enlaces interesantes de empleo, donde crear una cartera de contactos a nivel profesional. Pero nada de eso queda.
Nunca he encontrado empleo en LinkedIn. ¿Lo he intentado? Claro, como he probado también en portales como Infojobs, pero LinkedIn se ha convertido en una red social de las malas, de las inútiles. Se ha transformado en una versión Hacendado de Facebook, donde el ego inunda todo, donde la gente se queja de todo, donde se comparte de todo menos ofertas de trabajo y links que puedan ayudar. Quizás me equivoco generalizando, porque yo mismo sé que no es así al cien por cien, pero he ido viendo con el tiempo, en el último año, una metamorfosis que, ahora, después de tiempo de análisis, decido compartir.
Todos sabemos que el empleo en España no atraviesa su mejor momento. Las cifras de desempleo bajan. Siguen siendo elevadas, pero mejoran. Otra cosa es que la calidad del trabajo esté a la altura de esa supuesta mejoría. Pero lo último que necesito como usuario, como profesional, es meterme en otra red social para leer a gente indignada, basándose en su ego y en lo mal que está todo. Publicaciones y actualizaciones que narran desagradables situaciones en entrevistas de trabajo, que cuentan paupérrimas condiciones laborales. Siempre, o casi siempre, en primera persona. El típico caso de que lees, no haces caso, y sólo cuando afecta a uno mismo es cuando acabas posicionándote.
Ojo. Entiendo la frustración de la gente. Puedo entender la tristeza e impotencia que provocan las condiciones laborales que deben vivir miles de personas a diario. Que nadie me malinterprete. Lo que quiero expresar con este post es que LinkedIn nació como una comunidad para crear contactos profesionales y ha acabado en un muro de lamentaciones, donde cada uno denuncia lo propio e ignora lo ajeno, o como mucho da un "Me Gusta" y a seguir, sin importarle lo más mínimo.
Una red social basada en el trabajo, donde la gente debería exponer sus mejores dotes, sus mejores conocimientos, a modo de currículum, de marca personal, y la gente lo usa para desahogarse, para mostrar su peor lado, en ocasiones con malas formas. ¿De verdad la gente piensa que eso es positivo para una red social donde, si te van a contactar, es para temas laborales? ¿La gente no se da cuenta que las empresas o los contactos que buscan gente para proyectos van a leer esos comentarios fuera de tono?
Muchos usuarios, cada vez más, usan esta práctica, se dejan llevar, y caen en el error de valorar LinkedIn como el resto de redes sociales, donde contar las penurias tienen cabida. Es un simple consejo de alguien que, como digo, no uso demasiado como herramienta LinkedIn.
Sobre la gente quejándose. Se ha convertido en otra red social del ego.