España venció 3-0 a Italia gracias a un Isco estelar que volvió a maravillar gracias a su fútbol, gracias a su calidad técnica y gracias a un doblete que, junto al gol de Álvaro Morata, se tradujo en la importante victoria del combinado de Julen Lopetegui de cara al futuro mundial de 2018, en Rusia. Te narramos, casi en exclusiva, la romántica y fantasiosa historia que pudo existir en el 1-0 de España, obra de Isco Alarcón, ante un Gianluigi Buffon que nada pudo hacer.
La falta que precedió en el 1-0 de Isco contra Italia (David Ramos/Getty Images Europe)
Falta en la frontal del área. Isco con la derecha, David Silva con la izquierda. Un gran escenario, un gran estadio pendiente. Una barrera de 6 futbolistas italianos, y 2 españoles. Al fondo, casi de protagonista secundario, una leyenda del fútbol llamada Gianluigi Buffon. Una escena mágica, con los mejores ingredientes, con los mejores protagonistas, pero el destino ya lo sabía, ya sabía qué iba a ocurrir.
El golpeo finalmente ocurrió a cargo de Isco Alarcón. Levantó levemente su túnica, con un toque sutil de varita que ni siquiera un maestro azzurro fue capaz de evitar. Ambos coincidieron en Hogwarts, pero en cursos diferentes, en generaciones bien diferenciadas. Uno de primer año, otro que lleva dando lecciones desde 1995. Un duelo de magos, alumno contra profesor, pero el destino ya lo sabía. Ya sabía que el balón era imparable, que el hechizo iba a surgir efecto, que la barrera iba a ser un inútil impedimento ante un golpeo prácticamente perfecto.
El balón se elevó con una elegancia digna del mejor de los magos del momento. Fue en el Gran Salón, donde todos aguardan como si de la cena de Navidad se tratara. Todos miraron cómo subió y cómo bajó, cómo se dirigía hacia la portería creando ese gusanillo del que espera ver algo especial, diferente. Y lo vieron. Lo vieron porque el destino ya lo sabía, el destino ya lo había elegido. Gianluigi Buffon se estiraba casi por rutina, casi para intentar argumentar un golpeo que era imparable desde su nacimiento.
Explosión, el hechizo surgió efecto. Éxtasis, el mago apareció. Locura, el Gran Salón rompió en aplausos ante una obra de arte. Hasta los cuadros aplaudían, hasta lo más longevos del lugar que miraban desde la banda no podían reprimir semejante alegría. Era gol, era un golazo, era una auténtica maravilla de falta. Y era el 1-0 de una España que acabaría bailando a toda una potencia histórica del fútbol mundial. Buffon miraba en su estirada sabiendo que no podía hacer nada. Ese instante en el que el destino ya ha elegido y el portero italiano no podía hacer nada más que mirar y pensar interiormente que había sido vencido.
El destino ya lo sabía.