Hace un tiempo, quizás meses, o quizás un año, mientras disfrutaba de mi velada semanal de Cuarto Milenio con el maestro Iker Jiménez, conocía un caso de racismo puro que me impresionó. Era una historia antigua, de hace muchas décadas, cuando las mentalidades eran diferentes, alejadas a las actuales (aunque a veces tengo serias dudas).
Zoológico humano en la Expo de Bruselas, en 1958 (Reddit.com)
El programa de Cuatro narraba la historia de cuando la civilización europea, comercializaba con personas, con inmigrantes, con ciudadanos del continente africano que, por sus características culturales y, sobre todo, físicas, eran expuestos ante la atónita y curiosa mirada de los visitantes. Una historia que vista o leída ahora es trágica, falta de valores, pero que era real. Inmigrantes enjaulados, expuestos como si de animales se tratara para mostrar al mundo 'evolucionado' una clase de personas que se alejaban de lo que, para muchos, era normal. Un zoológico humano en torno al cual algunos tenían el valor de hacer negocio sin caer en la cuenta del sentimiento de humillación que este contexto podría suponer a los protagonistas.
Narro este documento que conocí en Cuarto Milenio porque recientemente me ha venido de nuevo a la cabeza. Seguramente, quizás, se trate de un punto de vista exagerado, pero la base del mismo no está demasiado alejada, lo que me provocó un escalofrío interior. Es por ello que me animé a escribir este post.
El Etihad Stadium es uno de los estadios más modernos del fútbol inglés y europeo. Y con las últimas obras realizadas y ya acabadas, todavía más. Un recinto deportivo de auténtico lujo, con instalaciones de última calidad, de grandes garantías, que lucen mejor que nunca. Una serie de cambios que han reorganizado el seno del estadio, con su nueva reorientación de vestuarios, pasillos, entradas de jugadores, túnel de salida al terreno de juego, entre decenas de detalles que, como digo, reitero, han supuesto un cambio estético de auténtico nivel.
Aficionados observan y retratan a los jugadores del Manchester City (City Football Group)
Pero haré hincapié en el túnel de vestuarios, o salida al terreno de juego. Ese habitáculo, muchas veces de dimensiones reducidas, donde los jugadores se juntan en apenas espacio para salir juntos en la protocolaria previa de los partidos. El Manchester City ha renovado ese túnel, pero no lo ha hecho de una forma habitual. Es precioso, elegante, se nota que han invertido mucho dinero. Me recuerda incluso al Titanic por lo exhuberante que puede llegar a ser. Pero esconde una historia.
Las paredes son espejos, tanto en laterales como en el techo, creando un habitáculo diferente, donde los propios jugadores no pueden caer en la tentación de mirarse para ver si sus peinados están perfectos. Sí, todos lo hacemos. ¿Quién no se ha mirado en el reflejo de autobuses o metro, ignorantes de que al otro lado hay gente mirándonos? Precisamente esto ocurre en el Etihad Stadium. No son espejos, sin más. Se trata de materiales que aislan a los protagonistas del túnel de vestuarios sin darse cuenta de que al otro lado, en un espacio de carácter VIP, se encuentran aficionados haciendo fotos, a escasos centímetros de sus ídolos, pese a que estos no tienen ni idea de que quienes están al otro lado. Una novedad que, como idea de marketing, puede incluso estar bien. El club cobra por esa estancia y los aficionados están más cerca de sus jugadores favoritos que nunca. O eso piensan, porque al fin y al cabo les separa una pared transparente.
Clientes del restaurante del estadio (City Football Group)
Los futbolistas, entiendo, son conscientes de que al otro lado hay gente, pero realmente son ignorantes de quienes son, de qué cantidad de aficionados hay, de si están haciéndoles fotos, simplemente observando o comiendo sin mirarles. Y tengo dudas de si los jugadores rivales, los visitantes, los que vienen de fuera, conocen el transfondo de ese hipnótico túnel de vestuarios.
El renovado túnel de vestuarios del Etihad Stadium (City Football Group)
Me recuerda mucho al zoológico humano comentado anteriormente. Personas “enjauladas”, expuestas ante un público que paga por mirarles. Todo en plan voyeaur, quitándoles la intimidad de un túnel de vestuarios que, hasta hace unos años, era casi un lugar sagrado de secretos, donde los jugadores se saludan fruto de amistades, de compatriotas que, durante unos instantes, olvidan que son rivales, donde muchos intercambian camisetas, donde transcurren conversaciones fugaces. Adiós intimidad. Hola negocio. Negocio puro y duro de una sala VIP del Etihad Stadium donde la intimidad de los jugadores ha desaparecido. Se han convertido, por si había alguna duda, en puros productos de clubes que aspiran a seguir generando dinero.
Me parece un túnel de vestuarios bonito, atractivo para la vista, e incluso me parece una idea interesante para acercar a los aficionados a sus ídolos, pero que comercializa con personas, que convierte en mercancía a unos jugadores cada vez más expuestos, cada vez más explotados sobrepasando preocupantemente la línea de lo deportivo.