No sabéis cuánto me cansa. Llevo años de rutina en redes sociales. "Cuántos seguidores tienes. Qué bien". Antes no, pero ahora me niego, lo niego en el momento. No es guay tener tantos seguidores. Lo siento. Es así.
Tiene cosas buenas, sin duda. Sería injusto decir que no, pero no todo es oro lo que reluce. Creedme. He tenido etapas profesionales gracias a ello. He conocido a gente maravillosa gracias a ello. Pero no sabéis lo que es tener que leer comentarios de gente ajena, desconocidos, a diario. Y, evidentemente, no todos positivos, o los esperados.
Digas lo que digas, habrá alguien que comente. Compartas lo que compartas, siempre habrá alguna persona que te aporte su punto de vista, aunque no lo hayas pedido. Automáticamente recibirás opiniones y mensajes de gente que te etiquetará según su percepción. De repente verás mensajes casi antagónicos, contrarios, sobre un mismo contenido. Es decir, los filtros de la gente entrarán en acción, siendo muy diferentes, y claro está que todos te lo harán llegar.
En serio. No sabéis lo que cansa. Y todo sin poder ser arisco, estúpido, o maleducado porque, claro, tú tienes muchos seguidores, eres un influencer, y cómo vas a ser tan repelente o tajante. Por Dios. Eres súper guay, súper importante. Si te comportas mal, eres un mal ejemplo, eres un flipado, se te ha subido a la cabeza. Cansa, mucho.