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El nudo de la corbata


Marco Silva se lamenta durante el Hull-Sunderland/ Ian MacNicol, Getty Images Europe

Tropiezo, sorpresa, algo inesperado. El fútbol es grande, especial, por multitud de detalles. Uno de ellos lo imprevisible de su conjunto. Algo así vivieron en las gradas del KC Stadium los aficionados del Hull City durante su enfrentamiento contra el Sunderland. Algo así, pero en términos negativos, casi tristes. Una sorpresa desagradable que ha puesto contra las cuerdas a los Tigers.

Llegaba el colista, ya descendido, sin nada en juego para sus intereses más allá del orgullo. O eso se sabe a primera vista. El Hull se jugaba la permanencia y, a priori, el triunfo local era lo más probable. Algunos incluso afirmaron abiertamente que los tres puntos se quedaban en el KC Stadium sí o sí. Pues no.

Una victoria inesperada del Sunderland por 0-2 (Jones, Defoe) que ha metido en lío tremendo al Hull City ya que, a falta de sólo dos jornadas para el final de temporada en Inglaterra, no dependen de sí mismos para la permanencia. No dependen de ellos mismos para seguir un año más en la máxima élite del fútbol inglés. Sobre la bocina, cuando la capacidad de reacción es mínima. Así fue. El colista asaltó el coliseo Tiger. Quién sabe, quizás el haberse confirmado de forma matemática el descenso les ha liberado de alguna forma.

La fotografía captada por Iac MacNicol para la agencia Getty Images refleja a la perfección la terrible situación que vive Marco Silva y el Hull. El técnico portugués llegó en la frontera que separaba el año 2016 del 2017 para enderezar el rumbo del equipo. Y lo hizo. Los primeros resultados eran impecables. El equipo consiguió una dinámica más que positiva, sobre todo en casa. Pero no parece suficiente. Y lo peor de todo, ahora mismo están condenados.

El nudo de la corbata que le quedaba muy bien a Marco Silva y su tremenda racha de partidos consecutivos en casa como local ahora se han convertido en una tormenta de presión. De esas veraniegas que aparecen de la nada producto del calor en agosto. Sigue quedándole bien estéticamente, pero ahora ya no es cómoda. Es más. Ahora agobia, le sobra.

La presión del Hull es tremenda. No están descendidos matemáticamente, pero no dependen de ellos. Siempre y cuando no superen el resultado del Swansea en las dos últimas jornadas ligueras, estarán descendidos. Y es más. Caprichos del destino, el próximo fin de semana, en la penúltima jornada, el Hull City tiene una Final, tiene una complicada visita a domicilio en Selhurst Park contra el Crystal Palace, otro de los equipos que llegan a la bocina con los deberes sin hacer. No será suficiente ganar en un partido a priori muy complicado. Además, deberán esperar que el Swansea tropiece.

Se han torcido mucho las cosas en Hull. El nudo de la corbata aprieta más que nunca.

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