House of Cards: no descubro América, ni desvelo tampoco una serie oculta y poco conocida. Más allá de todo lo que (supuestamente) desvela, más allá de cómo desarrolla todas las intrahistorias, confieso que lo que más me gustó fue lo bien producida, grabada y fabricada que está. La fotografía me parece sencillamente excepcional. Evidentemente, no es una serie del montón. Es muy buena, pero creo que lo que me hacía volver capítulo tras capítulo fue ese ambiente y estética que me atrapaba.
Peaky Blinders: debo confesar que no sentí nada como con la primera temporada. El resto, ya era diferente, ya partía del éxito precedente. Sin embargo, negar que es una serie muy buena sería algo así como un delito. La sangre fría de Thomas Shelby, cómo se representa el liderazgo, cómo se desarrollan todos los hechos. Es una serie excepcional.
The End of the Fucking World: es una de mis series escondite. El cuerpo me pide verla de vez en cuando. La fotografía, la personalidad de los protagonistas, los entornos. Es una serie que me parece muy especial. Fue uno de los primeros éxitos de Netflix y creo que tiene sentido. Me atrapa de una forma muy especial.
Perni: la descubrí hace relativamente pronto, pero me maravilló. Es noruega. Perni, la protagonista principal, es un ser de luz, una persona que transmite calma, paz y bondad a partes iguales. Su sonrisa, cómo expresa con la cara sin perder el control, cómo gestiona su relación con sus seres queridos, cómo desarrolla su faena en los servicios sociales. Seguro que no te decepciona.
Doctor en Alaska: una serie que estuvo muy presente en mi infancia. Una de las series favoritas de mi padre. Sus personajes, su entorno, su banda sonora. Me la regalaron hace unos años y ahora está en Filmin. Una serie maravillosa, cargada de valores, perfecta para momentos de desconexión. Pero una desconexión sana, con un contenido de calidad y no llena de grasas saturadas de dudosa procedencia.
Zone Blanche: la encontré casi de la nada y me enganchó de una forma muy especial. Una serie de misterio, de investigaciones policiales y con un entorno rural muy presente. El poder del bosque, de un supuesto ser mitológico que existe, que late. La fotografía es muy bonita y te hace formar parte de los sucesos. Hay muchas similares, no innova en el formato, pero sí con la mezcla de realidad-fantasía con un entorno maravilloso.
Parlement: trata los entresijos que ocurren en el Parlamento europeo, de ahí su nombre. Se trata de una denuncia sobre cómo actúan los políticos, pero con tintes cómicos. Es muy buena. Sin caer en tópicos y humor barato, entretiene de forma elegante.
Brassic: bendito el día que la encontré. Humor absurdo, humor británico. Un grupo de amigos y amigas, a cual peor, se meten continuamente en líos y tratan de salir de ellos. Es muy buena. Más allá de los problemas en los que se meten, más allá de la personalidad de cada uno de los personajes, fabrica un sentimiento de amistad espectacular. Tienen defectos, tienen puntos débiles, pero son muy buenas personas. Imposible no cogerles cariño.
The Newsroom: si eres periodista, comunicador o aspirante a ello, es una serie de obligada visión. La vi hace mucho, quiero volver a verla, porque me atrapó de forma increíble. Cuando amas el sentimiento de la comunicación, esta serie te ofrece muchas situaciones que no parecen alejadas a la realidad. Es buenísima
Landscapers: otra serie que encontré de casualidad, pero bendita aquella noche. La historia, cómo se desarrollan los hechos, ¡cómo exponen las escenas! Además, es una serie corta que se ve muy cómodamente. Puede ser un plan perfecto para una tarde.
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