Pierre-Emerick Aubameyang está viviendo su primera etapa como jugador en el fútbol español. El Barcelona decidió apostar por sus servicios el pasado mes de enero para complementar un ataque y un proyecto que se encuentra en reconstrucción.
El atacante gabonés está considerado como uno de los delanteros más determinantes del fútbol europeo y mundial. Primero en las filas del Borussia Dortmund. Luego en el Arsenal. Sin embargo, fue allí, en el Norte de Londres, como jugador Gunner, donde ha firmado uno de los borrones más dubitativos e importantes de su carrera deportiva.
Es cierto que tiene un olfato goleador productivo y es cierto, también, que cuando está en forma es un delantero casi imparable por sus fantásticas dotes físicas. Sin embargo, otra realidad que ofrece es la de sus respectivas salidas de clubes.
Le ocurrió en el Signal Iduna Park y le pasó en el Emirates Stadium. Da la sensación que llega a los clubes con ilusión, con las pilas cargadas, pero cuando algo hace 'clic' en su cabeza, todo se derrumba. Salió pidiendo su adiós del BVB y su adiós del Arsenal ha sido polémico, desconcertante y triste.
Aubameyang fue apartado por Mikel Arteta por, según la versión oficial del club, un acto de indisciplina que, según los medios, no había sido el primero. La paciencia del técnico vasco se colmó y la etapa del jugador en el Arsenal finalizó. No en términos legales, puesto que seguía en la institución, seguía entrenando, seguía conviviendo diariamente con sus compañeros, pero fue apartado a nivel competitivo.
El último partido del jugador con el Arsenal se produjo el pasado 6 de diciembre y su primer partido con el Barcelona fue el 6 de febrero. Exactamente, dos meses después. Dos meses sin competir, sin tener noticias suyas.
Un periodo que sólo acentuaba su mal final con el club londinense. Aubameyang destacó notablemente en la temporada 2019-20. Un buen rendimiento que ayudó al Arsenal de Arteta a ganar la FA Cup frente al Chelsea y a ganar meses después la Community Shield contra el Manchester City.
Aquella buena temporada, el éxito del equipo y su liderazgo como capitán del equipo. Todo ello provocó que el Arsenal le ofreciera una jugosa renovación que se convertiría en el punto de inflexión en su dinámica deportiva como Gunner.
Todo parecía ir de maravilla, pero aquella renovación fue el inicio de una decadencia deportiva y pérdida de protagonismo que se acentuó con el paso de los partidos, las semanas y los meses.
Aubameyang ha firmado un último año y medio pobre, gris, descafeinado y capaz de poner de los nervios hasta al más calmado y positivo de los aficionados del Arsenal. Su dinámica deportiva fue negativa y todo explotó cuando fue apartado por Mikel Arteta.
De capitán, héroe e ídolo de la grada a salir por la puerta de atrás, tras estar casi dos meses sin jugar.
Es su gran reto. Recuperar su mejor versión, o una aceptable que despeje todos los fantasmas vividos últimamente, debe ser la gran tarea a cubrir por Aubameyang en esta nueva etapa como jugador del Barcelona. De nuevo tiene un gran foco, una oportunidad en un proyecto mayor y, si consigue rendir mínimamente, obtendrá la recompensa que lleva tiempo buscando.
El Arsenal ya es historia, pero no su rendimiento.
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