Antes de que plataformas como Twich o YouTube hicieran mainstream eso de ver a gente jugando a videojuegos, ya era una de mis aficiones.
Nunca he sido de jugar. De forma continuada, más concretamente. Jugaba a FIFA o Grand Theft Auto, pero solían ser un par de horas (alguna más si me sentía interesado), y ya.
Creo que mi etapa más gamer fue entre los 8 hasta los 12-23, más o menos. Los culpables: la Game Boy Color y el Pokémon Amarillo. Ahí sí recuerdo que estaba enganchado, que jugaba a diario, que jugaba solo y con mis amigos del pueblo en el que mis padres tenían la segunda residencia. Jugaba en el trayecto en coche, recordando que muchas veces eran de noche y había que ingeniárselas con los focos de otros coches para ver la pantalla. Luego, mi padre me compró una lente que ampliaba la pantalla y tenía luz. Fue el paso definitivo.
También siento que me enganchó de verdad, Los Sims. ¿A quién no? Incluso me atrevo a decir que muchas personas se dedicaban a crear las casas, adornarlas,etc y no tanto a jugar. Los Sims 1, el primero. El resto no tanto, sinceramente. Recuerdo que compré Los Sims Primera Cita porque no sabía que había que tener Los Sims como videojuego base instalado. Era un total ignorante y recuerdo el chafón cuando llegué con mis padres después de pasar la tarde en la zona comercial de Alfafar y ver que no funcionaba
Por ello, quitando Pokémon, no recuerdo ningún videojuego que me hiciera gamer. Digo esto, cuento todo esto, porque siempre me ha gustado más consumir videojuegos desde fuera. Mirando a mi padre, viendo a mis amigos, leyendo revistas, viendo ahora canales de YouTube... Pero, insisto, desde fuera.
Sin embargo, pese a ello, recuerdo algunos videojuegos con mucho cariño. Especialmente, por mi padre, porque él sí jugaba mucho. De hecho, en mi casa habían videoconsolas por él. Eso, evidentemente, ayudaba mucho a la hora de si yo quería un videojuego o alguna consola, como la Game Boy Color, porque mi padre entendía esa afición.
Recuerdo algunos videojuegos a los que jugaba mi padre porque, además de verle jugando en su rincón del comedor, habían revistas, guías, apuntes que él escribía. Ahora, escribiendo esto, recuerdo que también me pasaba con mi tío, su hermano. Bonitos recuerdos.
Me dejaré alguno, seguramente, pero estos son los que más fácil he recordado y supongo que será por algo. Ahora, viendo la galería, con todos juntos, siento algo muy bonito.
Gracias por leer.
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