Hace una semana, hice una serie de compras de materiales para retomar, pronto, mis momentos de desconexión con la pintura y el dibujo. Para ello, entre otras cosas, compré varios lápices que me parecieron muy interesantes por el precio que encontré.
Sin embargo, la siguiente imagen ha sido uno de los planos más vigentes desde mi mirada durante estos días.
Los lápices están intactos. He sido incapaz de empezar y desgastar sus respectivas puntas. Lo haré cuando vuelva a Madrid, está claro, pero de momento siento que no he encontrado la excusa perfecta, ni la tarea perfecta, ni la inspiración perfecta para ello.
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