Esta semana ha sido dura, triste, para no recordar demasiado tiempo, de mucho autocontrol, de mucha impotencia. Muchas y muchos sabréis sobre lo ocurrido el pasado domingo en Mestalla. Un acto, el primero, de carácter racista, totalmente denunciable, vomitivo, asqueroso y, felizmente, solucionado por parte del Valencia.
A partir de ahí, de todo. Absolutamente de todo. Demagogia, odio, acusaciones, un aura político (y también racista, aunque no os lo digan) sobrevolando todo. Decidí mojarme poco. Principalmente, porque era un tema demasiado excitante, serio y denunciable, y sabía que, pusiera lo que pusiera, iban a saltar hienas vomitando odio, mal rollo, malas vibraciones, y no. No quiero eso en mi vida.
Sé que no posicionarme ni hacer pública mi postura (la de ir contra el racismo) para muchas y muchos podría ser delatarme, porque, según esas personas, el silencio apoya el delito. Y puedo entenderles, pero no. Mi salud mental me obligaba a estar quieto, a alejarme de Twitter y dejar pasar los días. Así lo hice.
Pero, confieso, ha sido una semana intensa, demasiado. Me ha afectado todo lo que he leído, porque quisiera o no me acababa enterando de algo y, entonces, un escalofrío de impotencia, rabia y calor interno nacía dentro de mí. Domingo noche, lunes y martes lo pasé mal. Primero, por todo lo ocurrido. Por el hecho en sí y por las consecuencias. Segundo, porque me obligaba a quedarme callado, y eso no quería decir que no tuviera opinión. Tercero, porque estaba lejos de casa y viviendo en el núcleo de la campaña iniciada en medios. No sabía qué hacer.
Demasiada demagogia en poco tiempo. Demasiada manipulación en pocos días. Demasiado relato orientado a favor de unos y en contra de los otros. Todo ello hasta el miércoles, porque a partir del miércoles el gigantesco escaparate de lo ocurrido en Mestalla se minimizó considerablemente. De la noche a la mañana, bye bye. El trabajo ya estaba hecho y eso era lo que los hilos movidos buscaban.
Algunas conclusiones:
He hecho bien "alejándome" del tema. No lo he conseguido al 100%, pero ni me imagino que podría haber pasado si hubiera dedicado mis esfuerzos a hacerme eco de todo.
Esta semana debería ser clave para que muchas y muchos aficionados cambien su enfoque y apoyo al fútbol español la próxima temporada.
Vivir en Madrid, ser de València y haber trabajado en uno de los periódicos que lanzaron la basura informativa, me hizo sentir muy mal. Impotencia, rabia y vergüenza a partes iguales.
A partir de ahora, me pensaré algo más en qué proyectos quiero trabajar.
Gracias por leer.
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