Jack Grealish es, seguramente, una de las máximas estrellas de la Premier League de los últimos años. Su figura empezó a brillar con luz propia en Birmingham, en las filas del Aston Villa, pero ha sido en Manchester, como jugador del Manchester City, cuando su status de jugador diferencial deportiva y mediáticamente ha explotado hasta su nivel actual.
El atacante inglés no está firmando la mejor temporada de su carrera deportiva. Su rendimiento siempre ha sido notable, totalmente determinante, pese a que sus grandes highlights se localizan en las recientes celebraciones de títulos del combinado mancuniano. Sin embargo, este curso parece haber dado un paso atrás.
Grealish no tiene el protagonismo de antaño. De los 27 partidos en los que ha tenido minutos esta campaña, ocho han sido como suplente. Una dinámica que, además, se ha visto acrecentada con otros siete encuentros que no ha disputado bien por decisión técnica o por problemas físicos.
Un paso atrás forzado, basado en las decisiones de Pep Guardiola, quien le está brindando un rol más secundario, partiendo desde el banquillo en numerosas ocasiones. Todo ello, además, argumentado con la llegada, primero, y rendimiento, ahora, de un Jérémy Doku que aterrizó en verano y se ha adaptado a la perfección.
Si se suman numerosos problemas físicos, decisiones de Guardiola y la llegada de Doku, la situación no sólo parece encajar, sino que se explica a la perfección. Eso sí, al jugador británico no parece afectarle demasiado el cambio de rumbo que ha dado su presencia en la rutina del equipo hasta la fecha.
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