Soy aficionado al fútbol inglés desde que tengo uso de razón. Una filosofía de vida a nivel personal que, también, va unida al deporte rey. Es por ello que, entre otras muchísimas cosas, llevo varios años siguiendo de cerca a este Liverpool de Klopp.
Ahora el Liverpool parece uno de los mejores equipos del mundo. Sus excelentes resultados en 2019 son la clara prueba de ello y todo apunta a que 2020 también dejará momentos dorados en sus retinas y vitrinas. Sólo una catástrofe deportiva de magnitudes históricas haría que este Liverpool no fuera campeón de Liga. Pero lo cierto es que no siempre fue brillante la etapa de Klopp en el banquillo, no siempre llovieron los elogios, e incluso sobrevolaron sobre Anfield rumores de adiós del técnico alemán.
2019 ha sido seguramente uno de los mejores años de la historia reciente del Liverpool. Muchos, además, se atreven a asegurar que estamos delante de una de las mejores plantillas que ha tenido el club en su Historia. Y en todo esto, dos nombres, o tres si me lo permiten. Sin duda alguna, la dupla de laterales Alexander-Arnold y Robertson, pero sin la confianza absoluta y plena de Jurgen Klopp quizás, seguramente, no podríamos disfrutar del torbellino exterior que tiene el conjunto de Anfield en sus bandas con la presencia omnipresente de ambos jugadores.
El técnico alemán apostó por el joven canterano para la banda derecha cuando multitud de opciones habían pasado sin pena ni gloria por el carril derecho y otorgó protagonismo absoluto al lateral escocés en el carril izquierdo tras ser un más que discreto fichaje cuando en julio de 2017 llegaba a Liverpool procedente del Hull City. Dos apuestas personales que nacieron desde casi el anonimato para ascender, para consolidarse hasta la corona mundial como dos de los mejores laterales del mundo. Para muchos, cada vez más, los dos mejores.
Alexander-Arnold y Robertson se han convertido en el arma exterior del campeón de Europa. Una constante, omnipresente alternativa en el esquema del técnico alemán. Una solución magistral que se ha convertido en pieza clave. Presencia latente en defensa y en ataque. Un ir y venir sin descanso, sin pausa. Un protagonismo que ha alcanzando niveles vitales a la altura nada más y nada menos que otros jugadores como el tridente mágico formado por Salah-Firmino-Mané.
Dos futbolistas que lo juegan todo prácticamente. Dos futbolistas que tienen factores a favor y en contra. Con ellos, el Liverpool tiene un seguro de vida. Pero a su vez, contra los intereses Reds, cuando no están encontrar sustitutos a su altura es una tarea complicada que implanta grandes diferencias cuando están, y cuando no.
Su estado de forma se encuentra en niveles máximos. Su rendimiento es constante, candente, latente y se ha convertido en rutina. Raro es el encuentro en el que su nota baja del notable. Todo ello, además, con edades relativamente jóvenes que dejan abierto un amplio horizonte para la tranquilidad deportiva de Klopp, primero, y del club, segundo.
Las dudas cada vez son menores. Las voces sabias y populares afirman al unísono que estamos ante dos de los mejores laterales del mundo. Casi sin dudar. Casi sin pestañear. Quizás en ocasiones aparecen otros nombres más por en los equipos donde están que por su verdadero nivel, pero evidentemente merecen el derecho a la duda. Por ello, digamos que Alexander-Arnold y Robertson están seguro, eso sí, en el TOP 3 de mejores laterales del planeta, tanto en el carril derecho, uno, y en el carril izquierdo, otro.
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