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¿Se editan demasiados libros?

Foto del escritor: Esteban GómezEsteban Gómez

Esta mañana, antes de iniciar mi jornada laboral, me encontré un texto en El País que presentaba la siguiente cuestión: ¿se editan demasiados libros?


Quiero escribir sobre ello, porque es una pregunta que me hago muchas veces, a menudo. Sobre todo, cuando visito mis librerías de cabecera o en grandes almacenes. Cuando vas a este tipo de lugares, te ves rodeado de decenas, centenares, de libros de temáticas diversas, antagónicas unas de otras.


Es una realidad rotunda e incontestable. Hay muchos libros. Hay muchos lanzamientos. Hay muchas editoriales. Hay muchos escritores. Hay mucho, en general. Y no es una crítica. Ojalá se publicasen más libros y se hicieran menos contenidos de dudosa calidad. Sin embargo, es cierto. Se editan muchos libros. Una cadena de edición/publicación que, a veces, genera tendencias sociales como el Tsundoku. Es decir, una especie de adicción que te hace comprar muchos libros, aunque no te los vayas a leer.


Yo practicaba el Tsundoku hasta hace un tiempo. Ahora, no. Ahora no, pero tampoco sé por qué. Quiero decir, que no lo he hecho siguiendo una rutina o un objetivo concreto. Ha pasado, sin más.


Pero, volviendo al tema, sí. Sí creo que se editan muchos libros, demasiados. Y lo defiendo como algo positivo para los lectores habituales. Cuanto más libros, más opciones para elegir, más libertad de elección. Aunque, reconozco, muchas veces siento que me encuentro ejemplares de dudosa calidad, potenciados con tamaño grande de letra, con muchas fotografías, o sobre temas absurdos. Que los compre quien quiera, claro.

¿Se editan demasiados libros?

  • Sí.

  • No.


 

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