Me considero una persona extremadamente cuidadosa que, además, tiende a tener la necesidad de controlar todo aquello que hace o que va a hacer. Conmigo, con el resto siento total indiferencia de qué hacen, cómo lo hacen y cuándo lo hacen. A niveles de control, digo. No soy una persona controlador más allá de mis fronteras. Pero sí, conmigo lo soy. Me gusta saber qué estoy haciendo, cómo lo estoy haciendo. Siento cierto respeto y temor a tener que enfrentarme a cosas que no controlo o que están sujetos a factores como la sorpresa, la actualidad o la improvisación. Es por ello que, damas y caballeros, sí, trabajo en uno de los medios de comunicación más importantes de este país. Puede parecer algo contraproducente, contradictorio, pero son etapas profesionales que uno no puede rechazar y desde hace casi 4 meses ando en este transatlántico mañanas, tardes, noches e incluso algunas madrugadas. Sabes que estás haciendo algo, que luego vas a hacer otra cosa, que lo tienes todo organizado y de repente salta la noticia y debes reaccionar, solucionar todo, afrontarlo con valentía y cerrarlo con la mejor de las garantías. Y lo hago, pero como digo, prefiero tener todo bajo control.
Esta surrealista entradilla, introducción o entrante literario viene como consecuencia de una improvisación. Sí. Como digo, en mi vida personal me gusta saber qué voy a hacer, qué tengo por delante, pero de vez en cuando es necesario un poco de montaña rusa, inspiración repentina que acaba traduciéndose en improvisación. Y es lo que me ocurrió la tarde del miércoles, cuando de repente, decidí que era un buen momento para retomar el podcast. Era un buen momento para grabar (pese a que no me convencía del todo el espacio donde estaba por la acústica) sobre un tema que llevaba todo el día rondando en mi cabeza: la desaparición del futbolista Emiliano Sala. Y el resultado es el siguiente:
Me resultó tan satisfactoria la experiencia de volver al formato podcast, de tratar un tema de forma tan natural, de tenerlo terminado en apenas una hora y, además, de darme cuenta que en ocasiones soy demasiado exigente con el tema de la acústica. El resultado no tan malo como esperaba, lo que ahora me hace sentir un poco idiota sabiendo que he tirado y dejado escapar muchas semanas sin publicar nada.
Ahora quiero darle un aire fresco al podcast, aunque creo que de eso escribiré próximamente unas líneas en este rincón que me da la vida.
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