Pienso demasiado. Es así. Es así desde hace años y es una mezcla rara. Una mezcla rara porque por un lado puede llegar a agotar, pero por otro lado sé que esa constancia, esa creatividad continua, hace que mi forma de trabajar sea la que es. Pero pienso demasiado.
Un día te despiertas con ganas de todo. Otro día te despiertas sin ganas de nada. Y entre medias, una cabeza que siempre ofrece ideas, ideas para crear, para fabricar.
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