Recientemente, un nuevo golpe mental llegó a mi cabeza. Mientras esperaba para recoger la cena en uno de mis restaurantes favoritos, pasó una chica. Una chica joven, alejada seguramente de mi generación. Iba con el móvil en la mano. Y entonces ocurrió. "Siri, llama a mamá", afirmó.
Me quedé descolocado. ¿Qué tipo de pereza debe tener este tipo de gente? Hablo de gente, y no lo centro en ella, porque me temo que es algo generalizado. Me he dado cuenta. ¿Qué tipo de vaguedad se ha instalado en el día a día para que una acción que supone tres movimientos (Entrar a contactos, buscar el nombre y llamar) se busque acotar para que sea rápido?
Creo que nunca he usado Siri seriamente. Digo seriamente, porque sí supongo que lo habré hecho en la adolescencia con amigas o amigos, como juego, como curiosidad. Pero nada más. Nunca. Nunca tomándolo como una herramienta. Una herramienta que, personalmente, me hace sentir inútil, vago, dormido.
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