Otra forma de sanear mi marca personal
- Esteban Gómez

- 15 ago
- 2 Min. de lectura
Llevo años saneando mis redes sociales. Y me refiero a mí, a poner barreras, a silenciar el ruido, porque es salud mental. Ojalá lo pudiera haber hecho hace una década, pero no. Aquellos años sufrí mucho hate en redes sociales y, pese a que nunca lo expresé, pasé malos momentos que sólo acentuaron una delicada situación familiar.
Supongo que ahora también habrá haters, pero, sinceramente (y lo digo con el corazón en la mano), no me importan ni el 20% de lo que sí lo hacían por aquellos años. Por dos cosas, básicamente: la cuenta ha crecido y consolidado, y ya me da igual; y porque existen herramientas que me ayudan mucho.
La última, seleccionar quién puede responder en X. Sé que puede parecer una barrera para la gente que llega de buen rollo, pero debo protegerme y, desde que lo hago, mi salud mental ha ganado terreno a lo ya de por sí. Si alguien quiere escribirme de verdad, sabe que está mi correo electrónico. Algún mail ha llegado, de hecho. Pero decidiendo quién puede, o no, contestar, ha sido básico para reconducir el ruido de mi perfil en X.
Los tontos de turno (porque el 99% de los casos siempre eran hombres, chicos y niños) no te odian tanto, realmente. Por eso, cuando acuden a lanzarte su dardo, nunca (o casi nunca) lo hacen citando el tweet. Básicamente, porque hacerlo hace público lo mediocres que son y, claro, eso no debe gustarles. Supongo que les debe fastidiar, pero es mi triple victoria: gano salud mental, resto ruido diario y en cierta medida les digo "No, aquí no".
Otras medidas:
Silenciar menciones y respuestas en mis interacciones.
Silenciar ciertas frases o palabras en mis interacciones.
Silenciar cuentas sospechosas. De hecho, silencio cuentas incluso que no me siguen porque nunca se sabe donde puede acabar su botón de follow.
Concienciarse de que las redes sociales no son la realidad.
Concienciarse de que no eres nadie importante.
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