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Foto del escritorEsteban Gómez

No sé cómo explicarlo

Recientemente, descubrí Sorare. Quizás lo haya hecho tarde, después de que muchas y muchos ya lo hicieran, pero lo cierto es que ha sido hace poco cuando descubrí esta especie de Fantasy diferente. Ni siquiera cuando la Premier League hizo público su acuerdo hace unas semanas, me entró la curiosidad.


Me llamó la atención y me parecía interesante analizar e investigar la plataforma. No era una alternativa más a Biwenger. Había algo diferente, algo por lo que echar una mirada más allá. Pronto me di cuenta de que el dinero real tiene un papel importante en el juego, ya que se pueden comprar cartas digitales de jugadores y luego venderlas. Todo con dinero real, insisto. Hay versión gratuita, claro, pero entonces ahí sí hablamos de una versión pura y dura de los juegos que todos conocemos.


Me llama la atención, y aquí sigo pensando en qué hacer. Sobre todo, porque no me acaba de hacer gracia el tener que invertir dinero real a modo de inversión pensando en que luego puedo vender cartas para tener beneficios. Es interesante, pero luego entras, ves los precios por los que se venden, y entonces te lo haces pensar muchas veces. No es moco de pavo. Además, se puede pagar con Ethereum, una de tantas monedas digitales que existen. Siempre he huido de cualquier cosa relacionada a esta porque precisamente tranquilidad no me transmite. Mucho menos viendo el futuro. Por ello, entre que los precios son caros y aparece el Ethereum, no me acaba de generar tranquilidad.


Sin embargo, como digo, me parece interesante. Sinceramente, me parece mejor plataforma que otras existentes. Es algo más profesional, algo más trabajado estéticamente, más atractivo. Es un producto mucho más interesante. Objetivamente, no hay ninguna alerta aparente. Hay precios, se pagan. No hay más. La gente lo hace a diario. Compran, venden, generan movimiento.


Y todo se basa en el fútbol real. Un ejemplo: si tienes a Kubo y da una asistencia, sumará puntos. Nada nuevo. Es el fondo económico lo que lo hace diferente y personalmente, insisto, me hace estar un poco precavido. Acabaré dando el paso, lo tengo claro, porque me interesa, me apetece probar. Es el dilema de arriesgar, de cuánto dinero tendré que ingresar para hacer cosas interesantes, cómo iré usando la herramienta.


Por ahorra, me he empapado de vídeos de YouTube, he hablado con varios usuarios por Twitter, e incluso he escrito a uno de ellos (gracias, Willy) para ver si me podía resolver algunas dudas que tenía. Lo vuelvo a decir, me parece interesante, pero quiero planteármelo bien y sin ir a lo loco.

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