El fútbol es mi forma de vida y mi pasión ha sufrido una notable metamorfosis durante los últimos años. Antes era más pasional, más crítico, más efusivo. Ahora soy más tranquilo, más profundo, más analítico, más soñador, incluso más romántico con muchos detalles. Y no, no son los mismos argumentos para definir a un nuevo compañero de piso con el que llevo menos de una semana. Poco tiempo, quizás, pero el suficiente para darme cuenta que la idea de ser una solución para salir del paso era lo cierto y que, probablemente, lo llevaré a cabo.
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