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Foto del escritorEsteban Gómez

Mi primer mes sin Instagram ni Facebook

Poco a poco voy a quitar tiempo de mi vida para redes sociales. Lo tengo claro. Ya no tengo apps como TikTok, Instagram o Facebook (ni Messenger) en el móvil. Poco a poco he ido relegando mi atención a Twitter, YouTube, Instagram y Facebook, pero todo en versión online.


Cuento YouTube como red social, y sé que nunca voy a dejar de usarla. Al menos a corto plazo, porque sé que no tengo adicción. Pago YouTube Premium desde hace meses porque es una herramienta que uso a diario para ver y escuchar vídeos. Lo pago con mucho gusto.


Sé que Twitter va a costarme. Va a costarme porque forma parte de mi día a día desde 2009, porque me ha permitido ascender laboralmente y porque sigo sintiendo la necesidad de compartir. He superado el tema del hate y leo un 5% de los comentarios que pueden hacerme. Pero sé que me va a costar. Ya estoy pensando en quitarme la app del móvil, como ya he hecho con muchas otras, y sería el primer paso para, a largo plazo, desconectar un 90% de la red social.


En un escenario utópico y fantástico, acabaré usando sólo las redes sociales para las empresas en las que trabaje. A título personal, poco. Poco, porque Twitter va a estar ahí siempre, pero sí acabar twitteado cuando me apetezca, no como rutina u obligación. Desde hace muchísimo tiempo, marco mi fin de semana en torno al fútbol porque mi forma de disfrutar del fútbol va ligada a Twitter. Recuerdo estar de viaje, fuera de casa, y estar pendiente de qué partidos hay, si voy a perderme alguno importante... No puede ser.


Ahora estoy disfrutando mucho con VERO. Si te lo trabajas, puedes ganar seguidores, es mil veces más sana que el resto, y la calidad de las fotografías (no comprime la calidad tanto) es maravillosa. Mil veces mejor que Instagram. He dicho.


Hace un mes decidí dar otro paso. Cerré sesión (porque usaba la versión online) en Instagram y en Facebook. Primero, porque tenía impulsos automáticos y absurdos. Segundo, porque muchas veces me veía abriendo las webs sin motivo alguno, esperando que me sorprendiera con algo. Tercero, porque han perdido toda esencia que pudieron tener.


He decidido estar un mes sin Instagram ni Facebook. No como reto mensual, sino para dar un paso adelante para quitármelas definitivamente.


8 de octubre de 2022

He decidido cerrar sesión en ambas plataformas.


10 de octubre de 2022

No me he metido. Sí he tenido dos ocasiones en las que me he visto delante del ordenador, con las respectivas webs abiertas, pero como no tengo la sesión abierta ahí acabó todo. No he entrado. Es cierto que que hay muchas veces en las que tengo el impulso de "A ver qué hay en Facebook" o "¿Me habrá escrito alguien en Instagram?", pero enseguida caía en que no debo entrar, en que cerré a propósito las sesiones. De momento, aguanto.


11 de octubre de 2022

Sigo pensando en qué novedades tendré en ambas redes, pero sigo sin entrar. El impulso sigue latiendo, pese a que no quiero entrar, pese a que quiero quitarme ese impulso. Pienso en entrar, pero cuando caigo en que las sesiones están cerradas, en que debo iniciarlas (pese a que tengo la contraseña y la acción duraría menos de un segundo) y siento que estoy traicionando a este movimiento de salud mental.


A partir de ahí, dejé de hacer "diario". Dejé de hacerlo porque sentía lo mismo, sin novedades. Seguí pensando en meterme, pero de vez en cuando, como sintiendo que me faltaba algo, como que tenía alguna tarea que hacer.


No las echo de menos. Pienso, de vez en cuando, pero no las echo de menos. Es cierto que, como decía al principio, que no era adicto, porque no compartía contenidos, o al menos de forma habitual. Decidí hacer este "experimento" porque me veía muchas veces abriendo las webs sin objetivo alguno, simplemente para ver qué había. Entonces, sabía que iba a ser fácil dejarlas de lado. Evidentemente, he pensado, porque he quitado algo que estaba en mi rutina, pero sin demasiadas consecuencias.


Conclusión: dos redes sociales menos en mi vida.


PD: Algún día debería ponerme seriamente con Twitter, aunque lo veo bastante más complicado porque son muchísimos años, me ha permitido evolucionar mucho laboralmente y porque me parece una herramienta bestial. El primer paso sería quitarme la app. La segunda, olvidarme de la versión web.

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