Recientemente, me encontré ante este frame obtenido del canal de YouTube del Exeter City, equipo de League One, en Inglaterra. Un frame con un mensaje que me removió, porque volvió a convencerme de lo que siento y he sentido por Reino Unido desde hace algo más de una década.
Siempre he sentido que pertenecía a un lugar diferente en el que vivía. Era una sensación vital, personal, innata, mágica, que me hacía y permitía soñar, que me dejaba aislarme, que me desconectaba del entorno y situación que vivía.
Soñaba con vivir alguna vez en Reino Unido.
Primero, sin discusión, era Londres. Londres era el sueño, la aspiración, el deseo máximo. Sabía que era complicado, que debía mejorar mi inglés, que me sentiría lejos de casa, que la vida es demasiado cara allí. Pero me daba igual. Había conectado con la capital londinense y eso latía de forma autónoma.
Luego, abrí el abanico, rebajé mis exigencias, y sentí que cualquier otro rincón inglés (y británico) podría ser un lugar al que aspirar porque (con el tiempo me di cuenta) la cultura británica estaba mucho más allá de Londres y, seguramente, esta ciudad sea la menos inglesa que existe.
El Brexit truncó cualquier opción de seguir soñando. Soñar de verdad. Ahora puedo seguir soñando, seguir pensando que algún día todo volverá a la normalidad y Reino Unido volverá a formar parte de la Unión Europea, pero que ocurra o cuándo ocurriría es algo demasiado enigmático. De hecho, me ofrecieron ser corresponsal de una de las radios y periódicos deportivos más importantes del país, pero, por muy gran sueño que era para cumplir, por muy inigualable oportunidad que era, las cosas había que hacerlas bien, y el Brexit había complicado mucho, demasiado, las cosas.
Sin embargo, mi admiración y pasión por las islas británicas están intratables. Sigue gustándome, sigue creándome gusanillo especial en el estómago. Por ello, el concepto de hogar que leí en este vídeo (Lugar al que una persona siente que pertenece) me hizo sentir algo especial. Reino Unido puede ser perfectamente mi hogar. Siento que pertenezco. Siento que me encantaría. Siento que ojalá.
Es la realidad. Una de las realidades que más y mejor laten dentro de mí.
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