Seguramente llegué tarde. De hecho, me consta. Recibí el primer feedback sobre la serie británica Peaky Blinders hace aproximadamente un año, en 2018, y luego investigando descubrí que la serie se inició a emitir en 2013 en Reino Unido. Se confirma. Llego tarde, pero qué maravilla.
Empecé a verla con cierta pereza sabiendo que tenía por delante 4 temporadas en Netflix con capítulos que rozaban la hora. Muchas horas para una rutina que no me permite (o permitía) dedicar ese tiempo diariamente para seguirla con regularidad. Ahora sí. Desde hace unos meses sí, más concretamente.
Y evidentemente, me ha enamorado. Partiendo de la base que soy un enamoradizo a todo lo que desprenda un aura a británico, a brit, a inglés, evidentemente sabía que esta serie podría al menos resultarme interesante. Así ha sido, claro. Pero me está fascinando demasiado.
La estética, el contexto, la narración de los hechos, las localizaciones, la fotografía, el vestuario. Todo. Me está encantando. Y creo que esta cuarta temporada la quiero consumir poco a poco por el hecho de que sé que la quinta está en rodaje y faltarán meses para poder seguir la historia.
Una serie muy recomendable lea quien lea estas líneas. Y si esa persona es una enamorada del Reino Unido, más. Totalmente. Llegué tarde a unirme a la corriente de Peaky Blinders (como suele ocurrirme cuando algo se pone de moda o es mainstream, como dicen los modernos), pero valió la pena. Si la has visto, creo que estaremos de acuerdo en muchas cosas. Si no la has visto y quieres iniciar una nueva serie, aquí te dejo mi recomendación.
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