Desde lo sucedido el pasado domingo en Mestalla con el incidente racista de Vinicius, he estado pensando mucho, demasiado. Sobre todo, por las consecuencias mediáticas e informativas que han explotado.
Meterme en Twitter desde entonces está siendo agónico, totalmente enfermizo. Me ha afectado al estado de ánimo. Primero, por lo vomitivo de todo. Segundo, porque afecta directamente a mi tierra. Tercero, porque ha sido prácticamente imposible aislarse. De hecho, pensaba que tenía un timeline sano y, estos días, me he dado cuenta de que debería hacer alguna que otra limpieza.
Por ello, aprovechando que el final de la temporada está cerca, que pronto el curso bajará la persiana, quizás sea un buen momento para decidir seriamente cómo enfoco la próxima campaña. Estos días han sido asquerosos, vomitivos, desmedidos, violentos, preocupantes. Me ha afectado. Me ha afectado mucho. Y eso que no he expresado nada al respecto y que no he sido parte activa del problema.
[Hago un paréntesis para exponer que, creo, el mantenerme al margen (salvo un tweet anoche) ha provocado mi malestar, al no poder opinar abiertamente. Pero, dentro de un tiempo, me daré cuenta que ha sido una decisión acertada porque, así, he evitado leer comentarios dañinos directamente contra mi persona. Lo que he leído, me ha afectado, pero no iba conmigo el tema. Es la lección que saco de todo esto en mi posición: el haberme controlado]
El escenario es perfecto. Pronto acabará la temporada y el vacío deportivo quedará instalado hasta mediados de agosto. Esas semanas, ese periodo, voy a tener que usarlo para plantearme realmente qué quiero hacer con mi cuenta, qué quiero hacer de cara al próximo curso.
Si lees habitualmente este blog, sabrás que ya he hablado más de una vez sobre la opción de dejar Twitter. Inicié mi marca personal en 2009, hace algo más de 14 años, y muchas veces me he visto sometido a críticas creadas en la ignorancia y el resquemor. Incluso la envidia en algunos casos localizados. Por ello, el desgaste estuvo presente durante muchos años.
Ahora lo llevo mejor. Pero, confieso, creía que tenía mucho mayor control, porque si lo sucedido desde el pasado domingo me ha afectado tanto (sin tener nada que ver conmigo, importante) es una alarma que debo tener en cuenta.
Lo que se ha vivido en los últimos tres días es una locura y me debería obligar a tomar medidas.
Comments