Escribo desde mi rincón gallego. Miro a la derecha. Veo árboles, veo cielo, veo tejados negros, elegantes.
Escribo esto porque antes de venir la semana pasada realicé algo por primera vez. Resulta que puse mi primer carrete por voluntad propia. Es raro, porque llevo ya varios carretes revelados en el último año, pero siempre me lo habían puesto en la tienda.
Esta vez no. No lo hicieron. Y me gustó realmente porque así podría ponerlo yo personalmente y, en consecuencia, aprender. ¿Habré aprendido? ¿Lo habré hecho bien? Teóricamente, sí. Teóricamente lo puse bien y deberían salir todo bien. El carrete pasa fotos, carga bien y parece que funciona.
Pero he pensado varias veces en que existe una posibilidad en la que el carrete no está bien puesto y, cuando vaya al laboratorio el resultado sea fallido, erróneo, estéril, absurdo, todo acabe en decepción.
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