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Foto del escritorEsteban Gómez

Lo fácil es quejarse

-Aplicad esto a cualquier cosa que queráis conseguir.

-Los resultados no llegan solos.

-Estaría bien, pero no.

-No llegan solos.

-Esfuerzo.

-Recompensa.

Tristemente, el grupo de la izquierda representa la gran mayoría.

«No me llegan oportunidades». Pueden ocurrir varias cosas: 1. No lo intentas 2. No lo intentas suficientemente 3. No vales para ello. 4. Tienes las expectativas muy alejadas de la realidad.

Si crees que la oportunidad llegará a casa como un pedido de Amazon, error.

Si crees que el camino será fácil y rápido, error.

Quizás quieras ser astronauta, pero si tienes vértigo, lo tienes complicado. Quizás quieras ser futbolista, pero tienes una coordinación física lamentable. Asúmelo. A veces las vocaciones nacen en lugares equivocados. Asúmelo. No vales para ello.

Si crees que la perfección existe, estás perdido. Todos, todas, podríamos aspirar a trabajos desde casa, sin ser autónomos, con contratos de 3.000 euros mensuales por jornadas de 2-3 horas. Claro. Sería fantástico, pero como eso no existe (o al menos a mí no me ha llegado) si esperas en casa que llegue esa oportunidad inexistentes, nunca llegarás a nada. Igual tienes las expectativas muy alejadas de la realidad.

Como digo, el grupo de la izquierda es el grande, el que abunda. Gente que se queja, que echa por tierra el trabajo del resto por puro ego, pero sin mover un dedo.

En el centro, el de los valientes, el grupo de los que (al menos) lo intentan, de los que luchan, trabajan, por una idea, un proyecto, o al menos tienen enfocado en el horizonte un punto de destino, un objetivo. Luchar, andar, caminar, cavar, no les asegura llegar al otro lado, pero superarán con creces el grupo de la izquierda (esos que seguirán sin mover un dedo, quejándose de todo, indignados de la vida).

El grupo de la derecha está reservado para los luchadores que supieron mantener la calma, que asumieron que el camino sería largo, extenso, que tenían las ideas claras y que sabían que todo llega en su debido momento.

Pero, como siempre, lo fácil es quejarse.

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