Recuerdo aquella madrugada en la que decidí que iba a apostar mi carrera laboral vinculándola al fútbol inglés. No quería saber de todas las ligas. No quería saber poco de mucho y al final sentirme algo así como un fraude.
Decidí aquella madrugada, a oscuras, con la única luz de la pantalla de mi ordenador, viendo el referente formato Inside del Manchester City en YouTube, que quería especializarme en el fútbol inglés. Sentía que era un fútbol especial, diferente, más natural, mucho más innato y me enamoraba cada vez que consumía sus partidos, contenidos y programas.
Sentía algo así como una pequeña pasión que ya empezaba a ir más allá del fútbol. Desde que empecé a forjar mi personalidad, Reino Unido me transmitía cosas diferentes, interesantes, atractivas, y la excusa del fútbol me permitió tener (por primera vez en mucho años) una ilusión, un vínculo latente. Por ello, aquella noche en mi casa, fue el principio.
Decidí apostar y, creo, no me ha salido mal. He conseguido consagrar mi marca personal en redes sociales basando el 80% de los contenidos a la Premier League y, gracias a esto, he conseguido trabajar en algunos de los proyectos más importantes de España. Más todas las propuestas de empresas impensables que, pese a que hubiera enriquecido mucho mi trayectoria, las condiciones no eran las mejores.
Sigo pensando en cómo he llegado hasta aquí. Y sólo sé que la pasión por Reino Unido y, como excusa, su fútbol me han permitido soñar despierto, ver más allá. Recuerdo aquellos primeros años, aquellos fines de semana, aquellas madrugadas. Memorias de un amante de todo lo relacionado a lo británico que sigue manteniendo ese amor platónico, ese amor desde la distancia, aunque con ciertos matices.
Echo de menos aquellos años. Aquella pasión inquebrantable. Aquella pasión para la que no había excusas. Aquella pasión que me hizo evolucionar a nivel laboral y personal.
Digo todo esto porque sé que echo de menos eso, porque sé que al pensarlo me hace sentir algo súper especial. Y, sobre todo, porque actualmente soy consciente de que quiero volver a disfrutar así, no como lo he venido haciendo en los últimos años.
Evidentemente, mi vida en Madrid ha supuesto cambios, pero confieso que eso no es excusa. Sí debo confesar que mi marca personal me ha ido privando de ese gusto, de ese disfrute. Me gustaría volver a ver partidos, resúmenes, programas, contenidos de los clubes, con mis famosas libretas de apuntes. No tanto "en directo" con las redes sociales expresando, compartiendo o comentando lo que veo (ya no lo que siento, porque la falta de conexión con la gente últimamente me desagrada).
Quiero disfrutar. Quiero volver a vibrar. Quiero sentir. Quiero volver a hacer las cosas porque quiero, porque me gusta, no pensando en terceros.
Y digo todo esto ahora, a finales de mayo, cuando apenas hace una semana de la finalización de la temporada en las islas británicas, con todo el verano por delante, pensando en ese mediados del mes de agosto cuando el show vuelva a latir. Quizás vayan a ser semanas, meses, de pensar, de replantearme cosas, de desconectar con vicios en redes sociales.
Creo que puede ocurrir. Volveré a disfrutar de esta mágica sensación de especializarme en algo. Sin más.
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