Lograr el éxito es un objetivo casi marcado desde el día que nacemos. Debes luchar por conseguirlo y, tristemente, de no hacerlo acabarás siendo subrayado y etiquetado como un perdedor, o peor, como un fracasado. Una dinámica que sólo regatean los rebeldes, los que no asimilan los estereotipos, lo impuesto, los que van más allá. Curiosamente, en este grupo aparecerán auténticos genios.
A diario llegan a mi poder centenares de contenidos, cientos de impactos que me ofrecen la posibilidad de compartir, o no, según el interés que alcanzan provocarme. En este caso, una fantástica fotografía del ilustrador Tim M-M (https://www.instagram.com/timmmnnn/). Esta preciosa imagen me llegó a través de Twitter, pero investigando un poco di con su perfil en Instagram, y por ello decidí compartir sus enlaces.
Preciosa fotografía del ilustrador Tim M-M (Instagram)
Una imagen que visualmente me llamó la atención, mucho, pero que casi de forma automática me generó un pensamiento que me ha rondado más de una vez la cabeza. En la vida hay mucha gente con éxito. Desde el empresario que monta un pequeño negocio y gana dinero para vivir hasta el propietario de la más grandes de las multinacionales mundiales, pasando por el último campeón de la liga islandesa. ¿Qué es el éxito? Supongo, como la perfección, no existirá un término real para medirlo. Supongo, será cuestión de los filtros personales. Sacar un 5 sin estudiar es un éxito, pero será un fracaso si para ello has dedicado toda una semana de estudio. Será el mismo 5, pero con filtros diferentes.
¿Por qué cuento todo esto? Os cuento. Mucha gente me pregunta, o pide, consejos para crecer en redes sociales, para crecer en Twitter (sobre todo), y muchísimas veces, demasiadas, veo cuentas idénticas, que hacen lo mismo que el resto, que dedican tiempo a ofrecer contenidos que el resto habrá visto ya 10 veces antes y que, entonces, generará interés 0. Miren la fotografía. Quizás la persona mida 1’90 metros, quizás sea alta, pero viendo su entorno, su contexto, parece minúscula. Viendo la vida, una red social de millones de usuarios o un océano, cada individuo es minúsculo, es una mínima parte que probablemente será indetectable. ¿Por qué, entonces, hay gente que destaca, que tiene éxito? Porque toca la tecla, porque se diferencia, porque ofrece cosas diferentes.
Hubo un día alguien que decidió ponerse la gorra hacia atrás. Hubo un día alguien que decidió tintarse el pelo. Hubo un día que alguien decidió ponerle un palo al cepillo y denominarlo escoba. Emprendedores, atrevidos, valientes.
Una botella de vino será una más en la inmensa bodega del barrio de las Letras donde viví una preciosa experiencia, en Madrid. Pero, ¿y si el vino fuera de color azul? ¿Y si esa botella brillara en la oscuridad, aunque tuviera el mismo vino que el resto? Amigos, amigas, destacará, atraerá las miradas. Todas serán botellas de vino en esa coqueto negocio vinícola, pero sólo una brillará o tendrá vino de color azul.
Esa es la clave. Destacar en un contexto inmenso es el reto. Seguir las corrientes ofrecerá comodidad, ofrecerá un camino ya hecho y orientado a que todos hagan lo mismo, sigan las mismas herramientas y, como consecuencia, obtengan los mismos resultados. ¿Queréis ofrecer contenidos deportivos? Adelante, hacedlo, pero si además queréis destacar ofreced vuestra personalidad, dadle vuestro enfoque, esa faceta que os hace diferente.
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