Debo confesar que estoy cambiando algunos hábitos sobre mi consumo de fútbol. Escribo esto hoy como reflejo y plasmación de algo que late dentro de mí desde el inicio de la presente temporada y que, confieso, se intensificó durante el parón del pasado mundial invernal.
No vivo el fútbol igual. Es una realidad que, lejos de preocuparme, me hace sentir tranquilo. Hace 10-15 años, cuando vivía y sentía el fútbol con una pasión desmedida, aspirando a trabajar en medios de comunicación, con una madurez personal que empezaba a coger forma (sigo en ello), reconozco que consumía fútbol de forma masiva. Rara era la semana en la que no veía 10-15 partidos completos. Era algo obsesivo, pero también pasional.
Sin embargo, ya no soy aquella persona, ya no me interesa de la misma forma y soy consciente de que no sigo el fútbol como antaño. Esto no quiere decir que ni sentimiento y pasión haya variado. Creo que no. Creo que eso no. Pero sí es cierto que he recolocado prioridades, aficiones, y mi forma de seguir el fútbol ha cambiado algunos formatos.
Sigue la Premier League como producto principal. Es un seguimiento puramente personal, que nació en un momento delicado, que sirvió de cueva, de abrazo emocional, de aislamiento y, también, para dejarme llevar y soñar con una vida en las islas británicas. Eso, por mucho que pueda planteármelo, estará ahí de por vida. O eso creo.
Sin embargo, respecto a otros campeonatos, el interés ha decaído. Ha decaído, primero, porque mis prioridades laborales también han cambiado, se han modificado, se han reorientado, y ya no siento la presión ni el deber estar al tanto de absolutamente todo. Con esto no digo que no siga lo que ocurre, pero lo sigo de otra forma, más calladamente, más tranquilamente, más, digamos, en diferido, sin la necesidad del "aquí y ahora". Creo, de hecho, que ahora sigo más de cerca otros campeonatos, pero quizás no tan en profundidad como creía antes que debía hacer.
Luego, también confieso que ahora sigo más equipos concretamente y no tanto campeonatos. Con la excepción de la anteriormente comentada Liga Inglesa. Siento que sigo a equipos porque me interesan, porque crean interés en mí, porque encuentros historias para convertirlas en excusas. Pero poco más allá. Y si me entero de cosas, quizás sean porque tienen vínculo directo con esos focos.
Tengo mucho más claro qué es lo que quiero e intento ajustarlo a una vida en la que ahora hay más prioridades, más focos, más opciones y más alternativas. Para bien o para mal, es al realidad. Es mi realidad. Digamos que ahora consumo más opciones, pero en pequeñas dosis. Pequeñas dosis que me permiten mantener la alerta y una orientación para saber qué está ocurriendo, pero sin obsesiones, sin exageraciones, sin imponer exigencias desorientadas.
¿Ha cambiado mi forma de seguir el fútbol? Sí. Un hábito que comencé poco a poco la pasada temporada, que seguí aprovechando la pausa veraniega y que siento que intensifico desde el parón por el mundial de Qatar 2022.
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