Un nuevo día se despedía. El cielo amenazaba lluvia, como venía siendo tradición la última semana. La escena era tan amenazante como bella. De repente, ¿dónde estaba? ¿Me había trasladado, sin saberlo, a Edimburgo? Las nubes repletas de luz, su contraste, la catedral al fondo siendo abrazada por el cielo, los céntricos edificios, la farola cálida de la derecha, el reflejo del atardecer en la parte izquierda.
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