Podría simplemente poner la imagen y que cada uno entienda lo que quiera entender. Pero intentaré explicar por qué esta imagen es complicada de ver en un país como España.
El fútbol en España deja mucho que desear en tantos temas y puntos de vista que, numerarlos y exponerlos todo, sería una enorme cantidad de tiempo invertida para que, además, quien no lo quisiera entender, seguiría sin querer entenderlo. Yo intento seguirlo porque ha estado ahí desde que era pequeño y desvincularme al cien por cien es demasiado complicado. Lo he intentado, pero hay excusas que siempre estarán ahí. Lo intento, porque no es el fútbol que me enamora, no es la liga que me atrapa ni es la liga más limpia, correcta ni mejor gestionada.
Pero hablemos de esta imagen que mostró el Exeter City en un reciente vídeo de su canal de YouTube. Esta pegatina está en los aledaños de St. James' Park, el estadio de los Grecians.
¿Por qué esto es complicado (no digo imposible) en España? El fútbol en Inglaterra es cultura, va en los genes, es algo que supera lo social y popular. Hace unos años me dijeron que si no sabes de qué hablar con un inglés, habla de fútbol. Habla de fútbol porque, así, se romperá cualquier silencio incómodo y todo fluirá mucho mejor.
En Inglaterra se apoya al fútbol de categorías inferiores, se apoya a las aficionadas y aficionados en general, se les tiene en cuenta. No es descabellado pensar que un aficionado del Bolton es aficionado del Bolton, y ya, sin excusas. Cuántos conocidos tengo que afirman ser del Levante, por ejemplo, cuando realmente son del Real Madrid y apoyan a los granotas para, así, no respaldar al Valencia.
Llevo una década siguiendo y centrándome mucho más en el fútbol inglés, primero, y británico, luego. Una década en la que el respeto, admiración y, también, amor por el fútbol de las islas británicas sólo ha hecho que aumentar. Todavía sigue creciendo, y es maravilloso. Parece otro universo. El sentimiento de pertenencia es extremadamente alto y el fútbol tiene un papel inmersivo totalmente relevante. Un aficionado de Wolverhampton, seguramente, seguirá al Wolves, mientras que ocurrirá lo mismo con una aficionada de Leeds con el Leeds United, de Newcastle upon Tyne con el Newcastle United, de Sheffield con el Sheffield Wednesday o Sheffield United, de Plymouth con el Plymouth Argyle.
Lo viví en primera persona. Fue en 2019, durante mi primer viaje a Exeter. El primer partido de fútbol inglés de mi vida fue un Exeter City-Leyton Orient de League Two, la cuarta categoría inglesa. Acabó 1-1, y fue una experiencia inolvidable. La franja de las 15:00 Horas en Inglaterra (16:00 en España) tiene un condicionante muy interesante: no se emiten partidos por televisión. ¿El motivo? La gente puede ir al estadio para ver al equipo de su localidad o zona. Es demasiado sencillo como para no entender por qué sólo pasa allí.
No hay estímulos externos para el aficionado. Son las 15:00 y es día de partido, sin más, porque no pueden ver al Manchester City, al Arsenal, al Chelsea o al Tottenham, por nombrar algunos ejemplos, por televisión. Por ello, el poder de la imagen anteriormente compartida tiene un valor y un impacto extraordinario.
"Apoya a tu equipo local. No a Sky Sports" es un mensaje tan fantástico como preocupante. Fantástico, por el poderío del fútbol de categorías inferiores y su gente. Preocupante, porque el poder de las televisiones, pese a que es extremadamente diferente respecto a España, sigue existiendo y en mayor o menor medida sigue provocando que en ciertos tramos horarios de la semana, el fútbol en los estadios deba competir contra el fútbol desde el sofá.
Imaginad qué desastre y qué escenario apocalíptico existe en España. Pero, como decía líneas atrás, es un tema cultural, social y popular. En España no se entenderá porque la tradición y las raíces así han ido creciendo, alejadas a lo puramente sentimental y dando prioridad a factores comerciales y económicos. Y seguirá empeorando hasta que la burbuja del fútbol español explote dejando millones de cadáveres futbolísticos.
