El viernes será un día especial, muy esperado, ansiado. Por la mañana tendré una reunión importante (en breve comentaré cositas por aquí) y sobre la hora de comer cogeré un tren en el que he pensado mucho durante los últimos meses.
Un tren para volver a ver mi luz favorita, mis carteles de calles favoritos, mis rincones favoritos, rememorar mis recuerdos favoritos, realizar algunas de mis fotografías más favoritas, ir a mis librerías favoritas, respirar mi ambiente favorito.
Me siento como un niño pequeño sabiendo que algo que me hace mucha ilusión va a ocurrir. Y es absurdo, porque es un viaje conocido, que he hecho muchas veces, pero es la distancia, el no tener esa ciudad maravillosa como rutina, lo que genera ahora una sensación entremezclada de felicidad y fantasía.
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