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El peor lugar del mundo... también

Una tarde en Primark Gran Vía


Hace unos años, cuando usaba a diario el servicio público para ir al trabajo, hablé sobre el metro y lo catalogué, entonces, como el peor lugar del mundo. Entonces, y ahora. Sigue sin gustarme. Sin embargo, tiene competencia.


Hay otro lugar que puede ser catalogado con este cuestionable calificativo: el Primark de Gran Vía, en Madrid.


Partiendo de la base de que Primark debería ser un lugar a evitar por multitud de razones (como la calidad de sus productos, lo poco ética que es la fabricación de un enorme porcentaje de sus productos, lo poco ecológico que es...), os hablo del local que, seguramente, sea más conocido en España. Hay gente que viene a propósito al Primark de Gran Vía. En fin.


Salí del cine (tienes otro post comentando la película que vi) sobre las 17:50 y tuve que acudir a Callao, donde me esperaban para hacer una serie de planes. Una vez hechos, nos vimos frente al imponente edificio de Primark en Gran Vía. Recientemente, vimos que han actualizado su página web con tienda online (no, no tenían) y encontramos algunos productos de la sección de Hogar que nos llamaron la atención. No era nuestra prioridad, pero por intentarlo no perdíamos nada.


Era la primera vez que entraba a Primark por primera vez desde 2018 ó 2019. Tengo muchas razones para no entrar, ni siquiera pasar por su puerta. Por motivos éticos, personales y ecológicos, es un lugar que más gente debería borrar de sus vidas. Yo lo hice. No es tan difícil.


Bien, como digo, entramos. Entramos y me estremeció. Si hablamos mucho de la sociedad de mierda en la que vivimos, esa sociedad está dentro de un Primark. Vi las caras de las personas, sus actitudes, sus movimientos, las burbujas en las viven, cómo te miran los de seguridad, la vibración que te rodea. El Primark de Gran Vía es, seguramente, uno de los peores lugares del planeta. Cualquier Primark, insisto, pero este especialmente es terrible.


Todo lo malo de la sociedad está ahí. Llegué a sentirme agobiado, preocupado, incluso triste. Qué decadencia de todo. De personas, de modelo de negocio, de falta de ética. Los clientes, las personas que trabajan ahí. Sus caras, sus gestos, sus actitudes. Es terrible.


Qué asco de sitio.

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