Hace un par de semanas recibí en casa un ejemplar de Días Simétricos, el nuevo libro de Roberto Enríquez, conocido popularmente como Bob Pop. Días Simétricos, que así se llama, es una recopilación de diarios personales y de celebridades que te acompañan en forma de calendario de principio a final. Del principio del libro al final del mismo. De enero a diciembre.
Me gusta mucho Bob Pop. Su personaje público, sus mensajes, sus discursos, la confianza que transmite. Me parece un ejemplo en el que fijarme. Por ello, no dudé en interesarme por su última publicación. Pero me ha decepcionado un poco. O, más que decepcionarme, creo que me esperaba algo más, como decir, trabajado.
Me explico.
Es un diario. Sabía que era un diario. Sabía que la primera persona iba a estar presente. Sabía, además, que iba a encontrar una recopilación de diarios de personajes reconocidos históricamente. Pero esperaba algo más profundo. Y no porque Bob Pop no se extienda en su lírica, no porque no presente temas de peso, no porque no se exponga abiertamente. Pero, como digo, esperaba algo más profundo. He ido de menos a más, debo ser justo y decirlo.
He sentido muchas veces que lo que leía eran líneas cuya relevancia o importancia sin la firma de su autor no eran demasiado destacables. A veces he sentido que Bob Pop se quiere mucho y, por ello, sin complejos, con mucha seguridad, se ha atrevido a compartir líneas cuya relevancia en las vidas de sus lectores pasarán más rápido que lento. He sentido que el autor ha tomado las riendas de su celebridad sin minimizarse. Ojalá no sea así, pero he visto que ha expuesto pensamientos u opiniones dándole una importancia que no tienen. Es como cuando parece que las opiniones de actrices o actores, de directores de cine, de futbolistas, de políticos, importan más que eso.
Ese es el matiz.
No me ha disgustado. Me ha conseguido enganchar, sin duda. Pero no he sentido el haber estado leyendo algo inolvidable, ni siquiera relevante. Leía, pero sin más, sabiendo que era un entretenimiento, como estuviera viendo una serie con el móvil en la mano. Algo así como una carrocería que estaba vacía por dentro.
Pese a ello, me mantendré siguiendo el trabajo de Bob Pop de cerca porque es una persona excepcional, un ejemplo a seguir, un creador maravilloso.
