Me he mudado cuatro veces a Madrid.
Acabé asumiendo que no había otra.
Una vez a Barcelona.
Todavía recuerdo sus atardeceres por el Gótic.
Tenía respeto (que no miedo) a volar. Estuve en Londres.
Lo hice acompañado.
Creé un podcast.
Era un viejo deseo.
Dirigí mi vida al fútbol y al community management.
Necesitaba hacerlo.
Creé un canal de YouTube.
Fue una salida del armario tras años detrás de un avatar.
Me he enamorado varias veces.
Viví sus mejores momentos. Sufrí sus peores consecuencias.
Acepté trabajar en grandes medios de comunicación.
Todavía no he asimilado muchas de esas etapas.
Quise ver mi nombre publicado en un periódico de papel.
Ese número brilla en el cajón del estudio.
Y todavía sé que los mayores riesgos, las mayores decisiones, están por venir.
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