8 confesiones sobre los Goya
- Esteban Gómez
- 9 feb
- 3 Min. de lectura
Anoche, como cada año, acudí con ilusión y ganas a la gala de los Premios Goya. Ya por la tarde, sentía el gusanillo. Ya no era por la gala y los futuros premios, sino por la alfombra roja, porque siempre me encanta ver a las personas protagonistas sin las máscaras de papeles, caracterizaciones, acentos y demás.
A modo confesión, comparto algunos pensamientos y vivencias:
Por primera vez en mi vida, tuve el grado especial de tener personas conocidas en el espectáculo. Dos personas que han llegado a mi vida recientemente, por mi pareja, que además conocí a una de ellas hace muy poco (¿recuerdas el post hablando sobre mi viaje a Donostia?). Fue curioso, y me hizo ilusión, vivir 'en directo' anécdotas y experiencias de ella y él en la gala.
Lo de Eduard Fernández era de esperar, porque su año de estrenos ha sido extraordinario, pero me hizo ilusión que el premio lo ganara por Marco, y no por El 47. El primer punto, comentado arriba, tiene mucho que ver.
Primera sorpresa que me dejó descolocado. Descolocado por lo inesperado, no porque no haya sido merecido. El Goya a Mejor Actriz para Carolina Yuste. Sorpresa, insisto, porque era de los que pensaba que los Goya a Mejor Actor y Actriz estaban finiquitados para Eduard Fernández y Emma Vilarasau. Lo tenía clarisimo. Cuando nombraron a Carolina Yuste, me quedé parado, pero automáticamente aplaudí. Su trabajo es extraordinario y, pese a que fue sorpresa, jamás podría ser catalogado de injusto.
Carolina Yuste posa con el Goya a Mejor Actriz Principal (Fotografía: Carlos Alvarez/WireImage) ¿Se hundió en la orilla Casa en Flames? Era de los que pensaba que Casa en Flames y El 47 iban a repartirse los premios y el éxito. Pero, confieso, tengo la sensación de que la producción de Dani de la Orden estuvo fuera de los grandes premios. Llegaban a la gala como una de las películas del año y con ocho nominaciones, pero sólo ganaron el Goya a Mejor Guion Original. Un resultado muy alejado de lo esperado. ¿Qué ha pasado realmente? ¿Se infló la burbuja, pese a que la producción era fantástica? Sea lo que sea, lo cierto es que fue una de las grandes olvidadas de la noche. Uno de ocho es un resultado decepcionante.
Otra sorpresa: Segundo Premio. No la he visto, lo confieso. Nunca me llamó. Ahora, quizás sí, pero por la idea de que tanta gente no puede estar equivocada. Aunque, vuelvo a confesar, la veré ciertamente obligado. Sólo así veré si estaba equivocado o (como me suele ocurrir muchísimas veces) estaba en lo cierto. Algo debe de tener, supongo.
Las lágrimas de Salva Reina. Qué momento tan emotivo y bonito. Su papel en El 47 es sublime, alejado de lo que le ha colocado en el gran escaparate. Y, por ello, más importante.
Conozco un nuevo término, y fue a raíz de cómo se eligió a la Mejor Película del año: ex aequo. Fue uno de los momentos de la gala, cuando anunciaron a El 47 como la mejor producción del año y, segundos después, tras unos pequeños instantes de desconcierto, se anunció que La Infiltrada también era la ganadora. No había ocurrido nunca en el máximo galardón. Sí, con el mejor cortometraje, que ocurrió en 1991.
Fue la gala más vista en TVE desde la edición celebrada en 2020. Formar parte de ello, un año más, en esta dinámica ascendente en términos de audiencia, me hace sentir satisfecho. Algo así como formar parte del rebaño, aunque sea un concepto del que suelo huir normalmente.
Comments