Soy asiduo lector de la revista Panenka desde su creación. Digo lector, y no suscriptor, porque me parece un producto tan bien cuidado, tan bien editorializado, tan bien fabricado, que me niego a suscribirme y dejar que su calidad explote en manos de un repartidor de Correos al que le importa muy poco si un paquete no entra en un buzón. Tuve una mala experiencia con un cartero que decidió que sí o sí una revista debía entrar en el buzón, como fuera, y destrozó una revista que quería tener, primero, y que quedó doblada por mil sitios capricho de ese repartidor. Desde entonces, prefiero ir personalmente a comprarlo. También por esa rutina de acudir al quiosco, o librería en mi caso, de ir a coger, tocar, y comprar la revista cada mes. Más cómodo sería esperar en casa, pero no, me niego.
Como digo, soy asiduo lector de la revista Panenka desde sus inicios (me falta un número que debo comprar online, pero me entra el miedo anteriormente comentado) y una de las cosas que más me llaman, que más valoro de esta revista es su diseño editorial. Lo cuidadosamente fabricada que está, Lo mimosa y elegantemente diseñada que está. Y este último número, dedicado en sus contenidos principales al fútbol en Japón, me parece una maravilla. Una portada con la que puedes estar 5 minutos observando, buscando detalles, analizando sus trazos, fácilmente.
