No me gusta madrugar. Conozco poca gente que le guste. Pero tampoco niego que, una vez despierto, prefiero levantarme pronto que tarde. Es algo psicológico. Una vez el cuerpo y la mente superan esa batalla entre querer quedarse en la cama y tener que irte al trabajo, todo tiene otro sentido. Y en esas me encuentro cada mañana.
Quiero contaros algo que tengo en mente desde hace mucho. Cada día que me toca abrir turno llego a la redacción antes de mi turno. Es casi una rutina. Prefiero entrar un poco antes para arrancar con más calma, ya que abrir la jornada supone tener que hacer una serie de tareas que no se realizan en otros turnos. Lo dicho. Llego pronto. Llego pronto en un momento del día en el que trabajadores de la empresa, de las instalaciones, se encuentran realizando la preparación de la distribución de la prensa escrita por todo el edificio. Allí les encuentro, ante una mesa enorme, donde se acumulan decenas de periódicos, de papeles, de suplementos, de revistas. Luego las reparten y distribuyen a lo largo y ancho para que los trabajadores podamos leerlas y consultarlas.
Pero debo reconocer que me gusta mucho, me encanta, ver esa imagen, ver todos los periódicos juntos, boca arriba, con sus portadas y dar un vistazo rápido a las imágenes, a los titulares, y saber qué periódico voy a ver luego. Es algo similar a lo que me ocurre con los quioscos de prensa, pero con el romanticismo de saber y conocer que algunos de esos periódicos y revistas se editan, se producen y se imprimen a escasos metros de donde trabajo.
Insisto. Es un momento rápido, casi mínimo dentro de mi rutina, pero ver esa mesa, cada día, con periódicos, con suplementos, me gusta mucho. De hecho, me cambia el chip. Es entrar en las instalaciones y cualquier ápice de pereza (normalmente) desaparece. Miento si digo que estoy mejor allí que en mi casa. Evidentemente, no. No estoy mejor allí. Me gusta mi trabajo, me apasiona, puedo decir que es una pieza vital de mi vida, pero es trabajo al fin y al cabo. Pero esos detalles como las mesas de prensa escrita me encantan y normalmente guardo en silencio porque entiendo que poca gente entendería ese interés por conocer a diario las portadas nuevas, las noticias destacadas, y sobre todo los suplementos semanales de los principales diarios de prensa escrita del país.