top of page

Prohibido soñar


Ellos querían progresar, evolucionar. Soñaban con mejorar, con desprenderse de la máscara, del peso, de la gran piedra que llevaban toda su vida en la mochila. Una mochila grande, de peso, que incluía todo tipo de argumentos válidos. Lengua, historia, cultura. Lo tenían claro. Pero no les dejaban soñar, pese a que era gratis, pese a que no querían hacer daño a nadie. Sólo querían soñar, pero en su ámbito, en su entorno, todo aquello que les rodeaba, no querían permitírselo por miedo, por complejos pasados, por una ideología de valores básicos, rasos, casi estériles, pero bruscamente intolerantes. Muchos lloraban, pero luchaban. Muchos estaban tristes, impotentes, pero no se quedaron en casa. Seguían pidiendo soñar, pero no, no lo podían expresar, no podían tomar medidas para hacer ese sueño realidad.

Todo quedaba en la intimidad, en el entorno cercano, junto a esa chimenea candente que se había convertido en el rincón más preciado. Ahí, junto al fuego latente, los sueños se hacían realidad, se dejaban llevar, se entendían, se permitían el lujo de soñar despiertos, pese a que la realidad era muy diferente. Ahora el delito era tener metas, objetivos, soñar. La comodidad de los veteranos del lugar prohibía todo movimiento que les quitara el privilegio del viejo que hace poco y gana mucho. Los que venían de fuera, por abajo, venían tocando el timbre, haciendo ruido, y a los más longevos, los de ideas casi cavernícolas, les molestaba.

"¿Quiénes son esos tipejos?", se preguntaban despectivamente. "Emilio, coño, llévatelos de aquí. Lejos, muy lejos. Haz lo que sea.", mandaban a sus fuerzas del orden. El silencio, la censura, el alejamiento, el privar del sueño que en la gran mayoría del mundo es gratis. Ahí tenía precio, consecuencias. Prohibido soñar, prohibido tocar las narices a los acomodados, prohibido expresar todo aquello que no fuera en la corrientes de los ancianos del lugar. Era injusto, pero el destino les tenía el mejor de los regalos.

Hasta entonces, soñarían. Lo harían, pero en silencio, en la intimidad, en la sombra, ante la ignorante postura de los dominantes. Incompetentes, pero dominantes, como el más cobarde de los maltratadores, quien quiere a toda costa a esa persona, sin pensar en su felicidad, sin pensar en sus sueños. Lo quiere a su lado, sin más.

Prohibido soñar.

 
 
 

Entradas recientes

Lo voy a dejar

Twitter lleva años sin ofrecerme nada bueno. Los contenidos que leo ahí son pura basura. La cuenta ya no crece como antaño. Siento que es una obligación. Y cada vez publico menos. Cada vez siento que

 
 
 
Así vivo fuera del ruido

Sobre rincones de paz en internet: Pinterest, Tumblr, blogs, contenidos cozy en TikTok, Instagram o YouTube. Mi relación con las redes sociales ha cambiado mucho en los últimos años. Durante mucho tie

 
 
 
Meses muy especiales

En 2023, volví a casa. Tras casi siete años viviendo en Madrid y una relación de casi seis, todo acabó y el impulso fue volver a casa, a las raíces, donde siempre te acogerán y donde todo tiene el sen

 
 
 

Comentarios


¿Te ha gustado este post?¿Te ha gustado este post?
bottom of page