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¿Qué es un clickbait?


Llegó el día en el que, por fin, publiqué el vídeo especial haciendo balance del primer año en YouTube. Tras una odisea total para poder subirlo, salió a la luz, y con él, este blog, entre otras cosas. Un vídeo que decidí enfocarlo desde los dos puntos de vista posibles: mi continuidad en YouTube y los nuevos proyectos que quiero hacer.

Un vídeo que mucha gente me había hecho saber que quería verlo, y evidentemente tuvo una gran acogida en sus primeras horas. Y también comentarios, claro. Es gratis. Sin embargo, destaco uno porque creo que refleja el desconocimiento e ignorancia de mucha gente, quienes repiten mensajes de otros, asimilándolos de forma automática como un camaleón que se adapta al entorno. ¿Es verdad, es cierto? Seguramente no tendrá ni idea.

Este usuario en Twitter, tras leer el título del vídeo (¿Dejo YouTube?) afirmó rotundamente que había hecho clickbait. Un término asimilado ya entre los modernos, entre muchos usuarios que parten de sus grandes conocimientos para impartir lecciones más allá de la moral que, por otro lado, nadie les pide. En este caso, sobre eso, el famoso clickbait.

Al parecer, este usuario entendía que el título del vídeo y el contenido no tenían nada que ver, que mentía con mi vídeo para conseguir el click y, así, conseguir las visitas previstas. Eso deduzco que pensaba, ya que no entendería otra cosa. Hago el esfuerzo de querer entender qué pensaba este muchacho, porque me temo que le pasará como a decenas de usuarios que se aprenden una palabra por moda y la repiten a diestro y siniestro para estar dentro de la corriente. Seguramente no sabrán de qué va el tema, pero serán modernos.

Clickbait es aquella estrategia del social media en la que, con un juego de palabras casi psicológico, se consigue que el usuario acabe haciendo click en el contenido, pero una vez dentro poco o nada tiene que ver con lo presentado. Es decir, se miente en cierta medida, o se exagera. En plena edad del click, de la industria web donde cada visita contabiliza a nivel de dinero, a niveles monetarios, se han perdido los valores éticos necesarios en favor de herramientas como la comentada.

Eso es el clickbait. Mentir, exagerar, desvirtuar, deformar. No llamar a la visita. Si yo digo que hablo sobre mi futuro en YouTube, si me he planteado dejarlo, al entrar en el vídeo el usuario encontrará esa información. No otra, sin mentiras. Entiendo que, en el caso de este usuario, al sentirse intrigado, atraido, casi seducido, ante un titular morboso, se siente víctima de sí mismo. “Oh, no. He caído. No puedo evitarlo”. Y entonces sus automatismos entrarán en acción. Se abrirá la caja de respuestas sin pensar y, entonces, te dirán cualquier cosa, aunque no tenga sentido.

Es la clave. Mucha gente ya es consciente de cómo funciona la industria de los medios de comunicación online, y términos como el clickbait está a la orden del día. Las redes sociales están inundadas de posts y publicaciones que llaman a ello. Contenidos diseñados exclusivamente para despertar ese instinto de la curiosidad. Un éxito total del community manager. Pero al mismo tiempo esas personas se sienten víctimas de esos escaparates, se sienten víctimas de sí mismos. No quieren, pero se ven obligados a entrar a ese click que afirma que podrás encontrar “El precioso detalle de un bebé recién nacido con su madre. Te dejará sin palabras”.

Y no. Mi último vídeo no es clickbait. ¿Es un titular que llama a la acción, que llama a ser visitado? Posiblemente, claro. Pero el contenido trata de ello. Un vídeo que necesitaba hacer sí o sí, en el que quería expresar.

 
 
 

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